Senderismo

La mejor ruta senderista desconocida de Aragón finaliza en una pintoresca ermita visigoda del siglo V

Ermita visigoda, senderismo, Aragón
Ermita de San Martín la Val de Onsera, vista desde fuera. Foto: Xirkan en Wikimedia Commons.

Entre barrancos rocosos, pasos estrechos y paisajes abruptos, se encuentra un recorrido que transita por una de las zonas menos exploradas de la Sierra de Guara, en Aragón. Este camino, que mezcla elementos naturales con huellas históricas, culmina en un enclave singular: una ermita visigoda del siglo V.

Quienes se animen se toparán con un trayecto con exigencia física moderada, pero cargado de simbolismo que, además, se encuentra marcado por antiguas creencias populares relacionadas con la fertilidad.

¿Cuál es la ruta senderista de Aragón que finaliza en una ermita visigoda?

Aragón cuenta con una red de rutas de senderismo que supera los 3.000 kilómetros y recorre espacios naturales, patrimoniales y culturales de todo tipo. Hay realmente de todo, para quienes buscan rutas populares y para quienes prefieren caminos no tan conocidos.

Haciendo hincapié en esto último, una de estas rutas menos transitadas, conecta el pequeño núcleo de San Julián de Banzo con una antigua ermita visigoda, conocida como Ermita de San Martín la Val de Onsera.

Se trata de una caminata de ida y vuelta que discurre por paisajes de transición entre el valle y la sierra, entre bosques mediterráneos y barrancos de paredes verticales.

El itinerario comienza en un aparcamiento próximo al barranco de San Martín, en las inmediaciones del pueblo de San Julián de Banzo, en la provincia de Huesca. Se trata de una ruta señalizada, de 10,5 kilómetros de longitud (ida y vuelta), con un desnivel acumulado de 930 metros y una duración estimada de cinco horas.

Este sendero forma parte de los Senderos Turísticos de Aragón, integrados en el Parque Natural de la Sierra y los Cañones de Guara, el mayor espacio natural protegido de la comunidad. Durante el trayecto, se suceden diversos elementos geográficos destacados:

  • El barranco de San Martín, de cauce seco en la mayoría del año, funciona como eje inicial de la ruta.
  • La Puerta del Cierzo, un estrechamiento del barranco con aumento de vegetación.
  • La Senda de los Burros, una alternativa al paso de la Viñeta, permite remontar el desnivel sin necesidad de utilizar tramos equipados con cables o sirgas.
  • El Collado de San Salvador, que ofrece vistas panorámicas del barranco y del hábitat de los buitres leonados.

Desde este punto comienza un descenso técnico por terreno rocoso hasta el fondo del barranco, desde donde se accede a la ermita visigoda.

El origen visigodo de San Martín de la Val de Onsera

La ermita visigoda de San Martín de la Val de Onsera aparece encajada en la cabecera del barranco, excavada parcialmente en la roca. Está construida con tres paredes de mampostería rústica y conserva en su interior una imagen del santo.

Aunque el aspecto actual responde a reformas de los siglos XVII al XIX, su origen se remonta, según algunos estudios, al siglo V, durante la etapa visigoda en la península. Esta cronología convierte a la ermita visigoda en una de las construcciones religiosas más antiguas conservadas en la zona.

La singular ubicación del santuario, rodeado por una vegetación densa y una cascada que cae desde el escarpe superior, estuvo históricamente vinculada a creencias populares. Y es que durante la Edad Media, la ermita visigoda se consideraba un centro de cultos relacionados con la fertilidad.

En este sentido, se documenta la visita del rey Pedro IV de Aragón, quien acudió a pedir descendencia masculina, petición que, según la tradición, fue concedida.

¿Cómo se llega a esta ermita visigoda?

El camino se inicia con una pista ancha que desciende al cauce del barranco. Tras caminar media hora, los mojones marcan una bifurcación: a la izquierda, el Paso de la Viñeta, equipado con sirgas y tramos aéreos; a la derecha, la Senda de los Burros, más larga pero sin dificultad técnica.

Ambas alternativas desembocan en el Collado de San Salvador, el punto más elevado del recorrido. Desde allí se emprende un descenso empinado, donde conviene extremar la precaución, hasta alcanzar el fondo del barranco. El último tramo se realiza ascendiendo unos cientos de metros entre vegetación cerrada.

Entre los elementos del recorrido destacan:

  • Placa conmemorativa en recuerdo de un joven fallecido en el Paso de la Viñeta en el siglo XIX.
  • Zona de escaladores próxima a la Puerta del Cierzo, activa en meses templados.
  • Fuente estacional que brota cerca del primer ascenso.
  • Buitreras visibles desde el collado, con posibilidad de observación de aves rapaces mediante prismáticos.

La llegada a la ermita visigoda pone fin al trayecto. Su entorno inmediato, sin edificaciones auxiliares, se mantiene en estado natural. Junto a la construcción religiosa, una cascada de unos 30 metros cae desde la pared rocosa. Su caudal varía según la época del año, pero suele ser escaso.

Si bien su acceso exige preparación física y planificación, se trata de una ruta integrada en una red oficial, con señalización, información cartográfica y opciones alternativas para tramos difíciles. Este equilibrio entre aislamiento y accesibilidad convierte al lugar en un ejemplo de patrimonio que sobrevivió fuera del circuito habitual.

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