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Auriculares malos, o cómo destrozar tu canción favorita en cinco segundos

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Nacho Grosso
  • Nacho Grosso
  • Cádiz (1973) Redactor y editor especializado en tecnología. Escribiendo profesionalmente desde 2017 para medios de difusión y blogs en español.

Hay pocas cosas que me duelan más como amante de la música que ver a alguien disfrutar de sus canciones favoritas con auriculares malos. Y no es cuestión de elitismo, es simplemente respeto hacia los oídos, sobre todo, y hacia la música misma. Comprendo que, para muchos, comprar auriculares es una tarea trivial, entran a la tienda o en AliExpress, miran rápidamente el precio más bajo y salen orgullosos con una «ganga» en la mano. Pero esa ganga, amigos, esconde una amarga trampa.

La trampa de los malos auriculares

Escuchar música con auriculares de baja calidad es como intentar contemplar un cuadro a través de un cristal sucio. Sí, reconoces lo que hay, pero no captas los detalles ni la belleza real. Esos auriculares baratos producen un sonido metálico, apagado, lleno de frecuencias medias que hacen que toda canción suene como una llamada telefónica antigua. Y sé de gente que se abastece con los auriculares que dan en el AVE, cuyo cometido es salir del paso con los contenidos que se ofrecen en el tren.

Además, la calidad de construcción eslamentable. Los cables son finísimos, los conectores se aflojan a las pocas semanas y una de las orejas deja de funcionar mágicamente en cuestión de meses. Terminas tirándolos y comprando otros igual de malos. El ciclo se repite, y lo que parecía un ahorro se convierte en un gasto inútil.

No entiendo cómo alguien puede conformarse con semejante experiencia. Especialmente cuando hoy en día no hace falta gastar cientos de euros para obtener un salto cualitativo espectacular. Hay decenas de modelos por menos de 50 euros que ofrecen una calidad de sonido excepcional, comodidad durante horas y una durabilidad infinitamente superior a esos desechables que tanto abundan.

soundcore Liberty 5

No es cuestión de elitismo

No hace falta ser un audiófilo obsesionado para notar la diferencia ni gastarse los casi 280 euros que cuestan los AirPods Pro. Cuando pruebas unos buenos auriculares por primera vez, descubres matices en canciones que has escuchado mil veces antes, y entiendes lo que de verdad pretendía el artista. Es un antes y un después absoluto.

Invertir en unos auriculares decentes es invertir en tu disfrute diario, en un mejor estado de ánimo y en respeto hacia la música que te acompaña en cada momento de tu vida. La música no es un ruido de fondo, es una forma de sentir y vivir.

De verdad, la próxima vez que estés tentado a comprar esos auriculares de cinco euros en un bazar, piénsalo dos veces. Tus canciones favoritas y tus oídos te lo agradecerán profundamente. Porque la vida es demasiado corta para escuchar buena música con malos auriculares. En serio.

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