Sucesos
ASESINATO EN TAILANDIA

Así recreó Daniel Sancho con la Policía de Tailandia el asesinato y descuartizamiento de Edwin Arrieta

En el vídeo que acompaña a estas líneas se muestran las imágenes que grabó la Policía tailandesa escenificando con Daniel Sancho la muerte y descuartizamiento de Edwin Arrieta. Un agente se hace pasar por la víctima en el suelo del baño, mientras el autor confeso les explica cómo manipuló y descuartizó el cadáver en el bungalow. Los agentes también elaboraron un dibujo del cuerpo de Edwin con las 17 partes en que fue troceado. La Policía sólo ha recuperado 7 de las 17 partes en la que descuartizó el cuerpo de la víctima y sigue buscando restos del cadáver en el mar.

Las imágenes y el documento salieron a la luz durante la rueda de prensa que este martes ha ofrecido a los medios el número dos de la Policía de Tailandia, el mediático Surachate Hakparn, asegurando que ya hay suficientes pruebas para acusar a Daniel Sancho del «asesinato premeditado» del colombiano Edwin Arrieta.

«Todas las pruebas han llevado al acusado a confesar. Hoy damos esta rueda de prensa para anunciar el cierre de este caso y yo mismo ya he hablado con el Embajador de Colombia», dijo Surachate, subdirector de la Policía de Tailandia y conocido como Big Joke (gran broma en español).

«Fue premeditado y era algo que se había preparado de antemano, suele ser pena de muerte. Sin embargo, todo depende del tribunal», apuntó el policía, que habló con los medios en una sala decorada con paneles que ilustraban el caso a través de fotografías de los implicados y de diferentes lugares de la isla.

Se trata de una declaración sorprendente por parte del segundo máximo responsable de la Policía, ya que ha admitido que faltan algunas pruebas importantes, como la autopsia de la víctima.

Surachate asegura que Sancho apuñaló en el pecho a Edwin Arrieta durante una discusión. «Hubo una pelea y entonces Daniel apuñaló a Edwin, quien se golpeó la cabeza contra el lavabo», apuntó, si bien reconoció que no saben si el apuñalamiento tuvo lugar antes del golpe o cuando Sancho estaba descuartizando el cuerpo de Edwin. Un detalle relevante ya que si la herida de cuchillo en el pecho fue durante el descuartizamiento, podría tratarse de un homicidio accidental como mantiene Sancho y no un asesinato castigado con la pena de muerte.

«No fue un accidente porque (Sancho) fue a comprar material para el asesinato, como un cuchillo y una navaja», insistió en repetidas ocasiones el policía, que suele involucrarse en los sucesos de mayor impacto mediático o en los que están implicados extranjeros. Éste también aseguró que no hay ningún indicio que haga sospechar que hubo más personas implicadas, según las pruebas forenses, el ADN y lo observado en las cámaras de seguridad. Sancho, según los análisis, no estaba bajos los efectos de las drogas cuando lo hizo.

«De acuerdo con las pruebas que tenemos del lugar del crimen, hubo un solo perpetrador y se han encontrado dos cuchillos y una sierra», explicó el policía. También detalló que el ADN encontrado en una camiseta de Arrieta apunta a Sancho como único responsable, además de otras pruebas halladas en la escena del crimen.

Surachate especificó que el desmembramiento del cuerpo se prolongó durante tres horas, y después Sancho se quedó toda la noche limpiando los rastros en el lugar del crimen, un hotel reservado por el español junto a la playa de Salad, en la isla de Phangan. Allí, la policía también halló 9.000 dólares en la caja fuerte utilizada por Sancho.

El móvil del crimen

Al ser preguntado por el móvil del crimen, el policía dijo simplemente que, de acuerdo con la confesión de Sancho, el joven español quería dejar la relación que mantenía con Arrieta, quien no habría estado conforme.

«Soy culpable, pero yo era el rehén de Edwin. Me tenía como rehén. Era una jaula de cristal, pero era una jaula. Me hizo destruir la relación con mi novia, me ha obligado a hacer cosas que nunca hubiera hecho», aseguró Sancho a un periodista de EFE durante una conversación en la comisaría de policía de Koh Phangan, donde se encontraba detenido.

Preguntado con insistencia por los periodistas si había pruebas de posibles amenazas en el móvil de Sancho, el número dos de la Policía no quiso confirmar su existencia y apuntó que no podía desvelar el contenido de los mensajes de su teléfono.