DÍA CONTRA LA VIOLENCIA DE GÉNERO

Los e-sports: violencia en la pantalla y discriminación de género en la competición

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Una competición de e-sports en directo y online.

A un día de que se celebre (¿se celebre?) el Día Contra la Violencia de Género, un sector donde la segregación por ser hombre o mujer no tiene ningún condicionante intrínseco se manifiesta, paradójicamente, como uno de los que más claramente muestran lo lejos que está la sociedad de alcanzar la igualdad real. Los e-sports –deportes electrónicos–, una industria en auge en todo el mundo, son terreno abonado para la discriminación de género hasta el punto de que no hay casi mujeres que participen en las grandes ligas. ¿Por qué pasa esto?

Ninguna de las grandes ligas en España limita la participación de hombres ni de mujeres en sus competiciones, y sin embargo, ellas no aparecen. Las estadísticas de los torneos de LVP, ESL y Game no incluyen a ninguna mujer entre los competidores en sus primeras divisiones. Las pocas jugadoras profesionales, suelen decantarse por ligas femeninas y eso que «las mejores están al mismo nivel que los mejores», según Ana Oliveras ‘Anouc’, que fue jugadora profesional durante dos décadas.

Manuel Moreno es portavoz de Electronic Sports League (ESL) y él mismo admite que «en la medida en que los e-sports no precisan de un esfuerzo físico intenso del aparato locomotor, no tiene sentido establecer ningún tipo de diferenciación respecto a la disciplina deportiva». Pero las gradas y los compañeros ejercen una «presión asfixiantes» a las mujeres que compiten, y eso que suelen hacerlo en un ambiente juvenil, donde se podría esperar una evolución respecto a generaciones anteriores. Y no es el caso.

«Es un campo de minas […] Existe una brecha tan grande de género porque no hay costumbre de que compitan las mujeres. Y las que han entrado se han dado por vencidas porque la presión es muy fuerte, porque el sector de los videojuegos sigue siendo machista y dentro de él, el de los e-sports lo es bastante», explica a Efe la periodista de VandalSports.com Sara Borondo.

‘Aidy’ García, única española que compite en un equipo mixto, coincide: «Hay varias cosas negativas. Una sería, hablando en plata, el machismo, la poca madurez del público que por ser mujer te tiene que criticar, que por ser mujer considera que eres mala o te lo han dado todo gratis […] Tengo muchas amigas que lo han dejado por eso».

Pero no es sólo la inmadurez de los competidores y de los aficionados, una clave principal es el dinero. Los patrocinadores apuestan más por chicos, siguiendo la máxima de la identificación del aficionado. En el mundo digital todo se mide, y es ahí donde hallan la justificación aquéllos que apuestan su dinero por los actores masculinos de esta industria. La diferencia de premios es «abismal» y los chicos son «muy reacios» a incluir chicas en los equipos.

Aun así, el portavoz de ESL cree que esto va a cambiar en breve, que es «sólo cuestión de tiempo», porque cada vez hay más aficionadas, y eso abrirá un nuevo mercado. No sólo porque ellas adquieran destrezas como para competir a nivel profesional –porque eso ya existe– sino porque habrá un nicho de aficionadas con las que hacer negocio y los patrocinadores se enfocarán en él.

Tampoco es desdeñable el contenido machista de muchos de los videojuegos, enfocados a las batallas, guerreras, con personajes eminentemente cortados por un patrón de género muy primario: ellos, héroes forzudos y plenipotenciarios; ellas, damiselas a las que salvar, o señoras estupendas que enseñan más carne voluptuosa que habilidades.

En las competiciones emitidas online se aceptan –y se incentivan– comentarios entre los aficionados y usuarios. Y es ahí donde se encuentran las reacciones más atávicas de los fanáticos. «Te encuentras con comentarios negativos sólo por el hecho de ser chica. En cuanto te oyen la voz o ven que tienes un nombre femenino, siempre salta alguno que te dice ‘¿qué haces aquí? Vete a la cocina’. Los comentarios que encontraba hace 20 años se siguen dando hoy. Siempre hay quien es poco respetuoso y detrás de un ordenador se siente muy valiente para insultar», subraya ‘Anouc’.

Acoso a las jugadoras, violencia de género

Se puede hablar incluso de acoso, que es una forma evidente de violencia de género. Esas reiteradas faltas de respeto desincentivan la implicación femenina en los e-sports, frenan la proliferación de equipos mixtos y motivan que las profesionales abandonen sus carreras.

De ahí el nacimiento de las ligas femeninas, un espacio que pretende acotar estas situaciones y liberar a las participantes de los prejuicios expresados, como todo en internet, desde la libertad que da la masa informe y casi anónima que es la red.

Pero tanto ‘Aidy’ como ‘Anouc’ han competido en estas ligas, pero son más partidarias de los torneos mixtos porque permiten un mayor recorrido profesional. «Los torneos femeninos no nos hacen un gran favor porque terminamos moviéndonos siempre en el mismo nivel», incide Aidy.

Al haber pocas mujeres que quieran competir -hay muchas menos jugadoras de base que jugadores-, la cantidad de torneos es inferior, así como sus premios.

«El nivel de las ligas femeninas no es comparable al de las oficiales […] En ESL somos partidarios de fomentar la participación femenina en competiciones mixtas. Creemos que el mejor contexto en el que se puede desarrollar una jugadora es en el de las grandes competiciones», opina Moreno.

¿Y existe la autolimitación, la autocensura de género, el machismo femenino? Borondo señala que también hay un factor de automarginación que mueve a participar en ligas vedadas: «Somos las primeras que nos autolimitamos, que pensamos ‘no voy a poder, no voy a tener el nivel’».

La periodista critica la nula progresión hacia la igualdad -hace años llegó a haber 12 equipos femeninos en España y hoy no queda ninguno- y es escéptica con el futuro. Cree que sería necesaria una labor colectiva para revertir la situación, pero prevé que serán las mujeres, con su sacrificio, las que lograrán el efecto llamada.

«Será como cada vez que la mujer ha intentado dar un paso en esta vida: a base de que haya unas cuantas valientes que se pongan el mundo por montera. Que les diera igual la presión, que tuvieran la fuerza suficiente para hacer lo que quieren. Esto sólo se soluciona cuando haya unas cuantas que se atrevan.», confiesa.

‘Aidy’ quiere ser una de ellas: «Si tuviera que tirar la toalla por todas las veces que me han abucheado, que me han insultado y que me han juzgado, ya no estaría en este mundo».

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