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¿Qué es la sueroterapia para la piel y cuándo se usa?

A medida que la industria cosmética se va especializando en la búsqueda de resultados específicos, e intentando no recurrir a químicos ni intervenciones poco naturales, van surgiendo algunos tratamientos muy interesantes. Descubrimos la sueroterapia para la piel.

Una de estas metodologías que mucho se ha extendido en los últimos años es la conocida como sueroterapia. Como su nombre indica, se trata de un método que se sirve del suero para obtener los resultados.

¿Qué resultados? Una serie de acciones esenciales para mantener el aspecto de la piel de la mejor forma posible. Este proceso actúa como antioxidante, y le aporta a la superficie cutánea vitaminas y minerales sin añadidos. Sumado a eso, como se aplica en el torrente sanguíneo, la sustancia no termina en el sistema digestivo.

La sueroterapia para la piel

Básicamente, al cabo de unas pocas sesiones la sueroterapia logra que el organismo sufra cambios internos, manifestándose a nivel externo a partir de la limpieza de toxinas y la eliminación de agentes contaminantes.

Al favorecerse el desarrollo de nuevas células, esta solución estética de enorme demanda actualmente previene y combate los signos del envejecimiento prematuro. Esos que son consecuencia del sedentarismo, una dieta desequilibrada y/o malas conductas, como por ejemplo fumar o beber en exceso, que arruinan nuestra piel.

Los pacientes que se someten a los profesionales en la materia, perciben las primeras modificaciones en la estética de la piel a partir de una mayor luminosidad, un tono más saludable y una textura más agradable.

Adicionalmente, entre los efectos secundarios de la sueroterapia se pueden citar el fortalecimiento tanto de uñas como del cabello, además de la menor producción de radicales libres que se traduce en un bienestar general.

Así es el procedimiento de sueroterapia

Consiste en la administración por vía venosa, directo al torrente sanguíneo, de un suero único. Único porque debe prepararse a partir de las necesidades y de los objetivos que haya planteado el individuo.

La buena noticia es que no tarda en verse resultados, ya que cada sesión tiene una duración de entre media y una hora. Basta esa ínfima cantidad de tiempo para que todos los nutrientes sean absorbidos hasta la siguiente consulta.

A largo plazo, estos tratamientos se relacionan con el mejor rendimiento físico, la aceleración de la cicatrización de heridas superficiales y la menor probabilidad de padecer el deterioro de las capacidades intelectuales o mentales.

Es una alternativa muy atractiva para mejorar cómo te ves pero sin optar por terapias tan invasivas.