Curiosidades
Refranero español

Pocos españoles lo saben, pero este es el primer refrán que incluyó Cervantes en ‘El Quijote’

  • Manuel Morera
  • Periodista y fundador del pódcast V9, el programa de F1 más escuchado de España. Universidad de Valencia y Radio 3. Anteriormente en ElDesmarque, Levante TV y Las Provincias.

Nos pasamos el día utilizando refranes que provienen de El Quijote, incluso usamos más de un refrán cuyo verdadero origen está en su versión apócrifa. Sin embargo, casi nadie sabe cuál es el primero que se menciona en la obra de Miguel de Cervantes.

De una forma u otra seguimos usando el refrán Cada uno es hijo de sus obras, pero sin ser conscientes de que su origen se remonta más allá del siglo XVII. Al menos eso es lo que prueba su aparición en El Quijote.

Aparece en varias ocasiones a lo largo de la novela, pero lo que lo hace tan especial es que es el primero de todo el libro, ya que lo dicen en el capítulo IV de la primera parte.

El primer refrán español que aparece en ‘El Quijote’ de Cervantes

Según el Centro Virtual Cervantes, la frase Cada uno es hijo de sus obras aparece en el capítulo IV de la primera parte de El Quijote, cuando el caballero defiende que la nobleza no reside en el linaje, sino en sus acciones.

Esta una de las ideas fundamentales del libro y se repite en varios momentos clave: Cervantes, con tono irónico y solemne a la vez, quiso subrayar que la verdadera dignidad no está en el origen, sino en el comportamiento.

Don Quijote lo dice claramente en varias ocasiones: «Haldudos puede haber caballeros; cuanto más que cada uno es hijo de sus obras».

En este pasaje, el hidalgo rebate la idea de que sólo los nacidos en familias nobles pueden ser caballeros, defendiendo que lo que realmente importa es cómo actúa uno en la vida.

El refrán que une a personajes de ‘El Quijote’: Sancho Panza también lo usa

El refrán vuelve a sonar con fuerza cuando el Duque insinúa que Dulcinea no está a la altura de otras damas de abolengo. La respuesta de Don Quijote es tajante: «Dulcinea es hija de sus obras, y las virtudes adoban la sangre».

De nuevo, Cervantes mete el dedo en la llaga con la idea del refrán: lo que vale no es el nombre, sino el mérito personal.

Sancho Panza tampoco se queda atrás. En uno de sus discursos más lúcidos, defiende que, aunque es pobre, es cristiano viejo y no debe nada a nadie.

Y remata con la misma sentencia: Cada uno es hijo de sus obras. Un golpe certero a las jerarquías vacías y un guiño a la posibilidad de ascenso social basado en el esfuerzo.

El refrán que más se repite en la literatura de Miguel de Cervantes

Cada uno es hijo de sus obras es el primer refrán que aparece en la obra cúlmen de Cervantes, pero la expresión que más se repite es otra: Al buen pagador no le duelen prendas.

Este refrán no está entre las frases hechas más típicas, pero es muy directo y describe un caso que podría ser real. Viene a decir que quien tiene intención de pagar, no pone pegas en dar garantías. O dicho de otra manera, que si vas en serio, no te cuesta demostrarlo.

El refrán podría haber pasado desapercibido si no fuera porque Miguel de Cervantes lo utilizó en cuatro ocasiones durante la segunda parte de El Quijote. Concretamente en los capítulos 14, 30, 59 y 71.