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Qué es la panencefalitis: la provoca el virus del sarampión

Si has leído o escuchado sobre esta enfermedad, pero no tienes del todo claro qué es la panencefalitis y cuál es su pronóstico, entonces vamos a repasar las características de esta patología que suele ser mortal en los seres humanos menores de edad.

La panencefalitis esclerosante subaguda, que es su nombre completo, es un trastorno encefálico progresivo que afecta a los niños. Tiende a aparecer como una complicación del sarampión, meses o años más tarde que ésta, causando dificultades mentales, motoras, etc. El pequeño sufre de movimientos musculares involuntarios, que son el síntoma más habitual para identificarla.

Origen y frecuencia de la panencefalitis

Siendo el virus del sarampión el que provoca esta enfermedad, y habiendo una amplia disponibilidad de vacunas para prevenirlo, ésta no es una patología que ataque a muchos pacientes. Pero, si ataca, las probabilidades de supervivencia son muy bajas. Rápidamente el enfermo muestra sintomatología como olvidos, malhumores, distracciones, alucinaciones y otros.

De hecho, son síntomas tan específicos que el diagnóstico se realiza en base a ellos más allá de los estudios complementarios. Explican los médicos que el virus del sarampión queda alojado en el organismo, penetrando en el encéfalo al cabo de un tiempo. Infectada esta parte del sistema nervioso central, puede distribuirse por el resto del cuerpo o bien alojarse allí sin afectar en nada.

El inconveniente es que el virus del sarampión puede reactivarse en cualquier momento. Su prevalencia es mínima, de 7 a 300 casos por cada un millón de pacientes con sarampión, pero aún así es una razón más para insistir en la vacunación contra ese virus. Puede que eso parezca irrelevante en Europa, pero hay muchos países en los que esta vacuna no está tan institucionalizada.

En cuanto al sexo de los pacientes, los hombres están más expuestos a ella que las mujeres. Pasados los 20 años de edad, resulta casi imposible que el virus se reactive. Un gran porcentaje de los pacientes, por no decir todos, tienen entre 2 y 15 años de edad.

¿Cómo detectar la panencefalitis esclerosante subaguda?

A pesar de que las esperanzas de sobrevivir a esta enfermedad son escasas, cuanto antes se detecte mejor calidad de vida podrá proporcionarse al enfermo. Como padres, debemos prestar atención a los síntomas mencionados como a otros excepcionales. Generalmente, tras una primera etapa de espasmos musculares se inicia una segunda etapa con cierta rigidez muscular.

Un detalle importante es que el paciente llega a atragantarse con su propia saliva. Esto puede derivar en una neumonía severa. Algunos enfermos padecen de una ceguera incipiente que puede agravarse, acompañada de pulso y presión arterial anormales.

Confirmación del diagnóstico

Dadas las sospechas por la sintomatología, el diagnóstico de la panencefalitis esclerosante subaguda se confirma completando unos análisis del líquido cefalorraquídeo o de sangre y unas pruebas de diagnóstico por la imagen. Si estos estudios ratifican la teoría médica, se procede al tratamiento. Si no es así, hará falta una biopsia encefálica. Ésta es la última instancia de diagnóstico.

Tratamiento de la panencefalitis

Las terapias contra esta patología son más paliativas que curativas. De hecho, no hay ninguna cura conocida para la enfermedad. Lamentablemente, nada puede hacerse para detener la progresión de la panencefalitis esclerosante subaguda. Los remedios anticonvulsivantes son esenciales para mantener los espasmos controlados y asegurar un bienestar.

Esta afección es casi siempre mortal de uno a tres años. La muerte se da por neumonía, pero inciden otros factores como la evidente debilidad muscular del paciente y la imposibilidad de controlar los espasmos musculares en los estadios finales de la enfermedad.

Eso sí, no es extraño que los pacientes experimenten varias recuperaciones temporales en su estado de salud. Pero éstas son parciales, nunca definitivas, y tarde o temprano la patología avanza dañando tanto el organismo que el fallecimiento es inevitable.