Dedo en martillo o en garra: aprende a distinguir cómo es
Aunque nos resulte un nombre algo extraño, lo cierto es que todos hemos visto o sabemos de la existencia del dedo en martillo o en garra.
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¿Has escuchado hablar del dedo en martillo o en garra? Si tú mismo padeces de ese trastorno, o conoces a alguien que lo sufre, probablemente no necesitarás demasiada explicación al respecto. Pero, si nunca habías oído sobre tal diagnóstico, mejor que sigas leyendo porque te sorprenderás.
El caso es que, además de detallar qué es el dedo en martillo o en garra, vamos a intentar ver cuáles son sus síntomas, cuáles sus causas, y si existen tratamientos que permitan aliviar el dolor generado.
Qué es el dedo en martillo o en garra
Primero podemos afirmar que tanto el dedo en martillo como el dedo en garra son dos de las principales deformidades que podemos tener en los pies los seres humanos, y básicamente se deben a un problema en la articulación del pie.
Cuando está de esta manera, la articulación metatarsofalángica tiene una hiperextensión, y la articulación interfalángica proximal y distal se mantiene flexionada, dando esa imagen de “garra”.
Y la articulación dañada es la articulación interfalángica proximal, lo que hace que el centro del dedo se eleve, generando una montaña o esa sensación de “martillo”.
Estas dolencias suelen darse sobre todo en gente de la tercera edad, aunque está siendo cada vez más frecuente también en pacientes jóvenes, especialmente mujeres, lo que nos da una pista concreta acerca de su causa: el uso de zapatos de tacón que arriesgan las articulaciones.
Claro que también existen casos en los que se detecta el dedo en martillo a corta edad, aunque la ventaja entonces es que se puede tratar, corrigiendo la postura durante el crecimiento. Es decir, tan pronto se observa la deformación, se tiene que actuar.
En personas mayores, estos diagnósticos se dan como consecuencia del desgaste articular, generalmente por el paso de la edad, pero eventualmente agravado por el sobrepeso o la obesidad.
Si de tratamientos se trata, éstos dependen de cuál sea la causa específica de este tipo de particularidad, de las necesidades de las personas que los sufren, y de las indicaciones que realice el podólogo, el especialista que se encarga de resolver todas estas situaciones.
Todo comienza con una radiografía para detectar el nivel de daño, y las terapias van desde estiramientos hasta la cirugía, pasando por algunas alternativas intermedias como los ratoncitos digitales, que colaboran en la extensión de los dedos que tienen una tendencia natural a replegarse.
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