control de factores de riesgo

La mortalidad y discapacidad por ictus ha disminuido gracias a la detección precoz

la doctora Raquel Gutiérrez Zúñiga
La doctora Raquel Gutiérrez Zúñiga.

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El ictus es un trastorno brusco en la circulación sanguínea del cerebro, ya sea por la obstrucción de una arteria (ictus isquémico, el 85% de los casos) o por un sangrado cerebral (ictus hemorrágico, el 15% de los casos). Puede afectar a cualquier edad, aunque es más frecuente a partir de los 65 años. Es la segunda enfermedad más frecuente en nuestro país, la principal causa de discapacidad y la segunda causa de muerte.

Según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN), cada año 110.000- 120.000 personas sufren un ictus en España, de los cuales un 50% quedan con secuelas que les causan discapacidad o fallecen. Si bien es cierto, en los últimos 20 años, la mortalidad y discapacidad por ictus ha disminuido, gracias a la detección precoz y al control de los factores de riesgo.

La especialista en ictus del servicio de Neurología del Hospital La Luz, la doctora Raquel Gutiérrez Zúñiga, advierte que reconocer los síntomas del ictus a tiempo es clave “pues disponemos de tratamientos y recursos para los pacientes, los cuales son más eficaces cuanto más rápida sea la atención por los equipos médicos de emergencias y los equipos de Neurología especializados en Enfermedades Cerebrovasculares”.

Como señala la doctora, los síntomas son diferentes en función del área cerebral afectada, pero los más frecuentes son la parálisis de un lado del cuerpo (cara, brazo o pierna), la pérdida de sensibilidad de un lado del cuerpo, la alteración del habla o del lenguaje, ceguera brusca en un lado del campo visual, visión doble, dolor de cabeza súbito y extremadamente intenso o dificultad para caminar o incoordinación”.

Tal y como afirma la neuróloga, la atención a los pacientes con ictus ha mejorado en los últimos años. “El ingreso en una unidad de ictus especializada, la administración de tratamientos para recanalizar el vaso sanguíneo afectado en el caso de los ictus isquémicos, el control de las constantes vitales y la monitorización neurológica ha demostrado reducir de forma drástica las secuelas y la mortalidad asociada al ictus”.

Neurólogos, Neurorradiólogos, Neurocirujanos, Unidades de Críticos y la Enfermería Especializada juegan un papel primordial para atender y tratar a los pacientes con ictus. “La red de Hospitales Quirón dispone de un protocolo de actuación para la atención de los pacientes mediante la activación del código ictus. Los pacientes son atendidos en Unidades y Centros de Ictus que cuentan con profesionales especializados en Enfermedades Cerebrovasculares, recibiendo un cuidado rápido y eficaz”, señala la doctora Gutiérrez Zúñiga.

El Hospital La Luz dispone de equipos de profesionales en Neurología, Cardiología y Angiología para el diagnóstico precoz de enfermedades que pueden causar un ictus en el futuro, como son las arritmias cardíacas, cardiopatías, la hipertensión arterial o la ateromatosis vascular. “El tratamiento de los factores de riesgo vasculares para evitar que aparezca un ictus es fundamental: controlar la presión arterial, el colesterol, la diabetes mellitus, hacer ejercicio regular y la alimentación basada en la dieta mediterránea han demostrado reducir el riesgo de padecer un ictus”, destaca la doctora.

Pero una vez que un paciente sufre un ictus, tratar su causa junto con el control de los factores de riesgo vasculares (prevención secundaria) es clave para evitar nuevos eventos, mejorar la calidad de vida de los pacientes y reducir las secuelas. “La rehabilitación física, fisioterapia, terapia ocupacional y logopedia son tratamientos eficaces para reducir las secuelas si se inician de forma temprana tras el ictus y están disponibles en el Hospital La Luz, junto con la atención a las secuelas cognitivas y anímicas”, concluye la neuróloga.

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