Misofonía: La intolerancia a los sonidos más cotidianos
Los síntomas suelen presentarse entre los 10 y los 12 años
La misofonía es la sensibilidad selectiva al sonido, un trastorno psiquiátrico que provoca ansiedad e irritabilidad en el paciente al escuchar ruidos tan cotidianos como el goteo de un grifo, el teclado del ordenador, la acción de mascar un chicle, los bostezos continuados o el tic tac de algunos relojes. Sin embargo, el desencadenante más habitual son los sonidos procedentes de la boca: mordicos, silbidos, gárgaras, besos, sorbos e incluso la respiración. Pero, ¿de dónde nace esta curiosa conducta?
¿Cómo funciona la misofonía?
La misofonía está asociada a un trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad, causado muchas veces por experiencias negativas vinculadas a dichos sonidos. Esta reacción comienza cuando el oído percibe los estímulos, transformándolos en un impulso eléctrico que viaja hasta el cerebro a través de las neuronas. Es entonces cuando este interpreta el sonido de diferentes maneras, dándole la importancia que él considera.
En la misofonía, estos sonidos son representados como una advertencia o amenaza, desencadenando en el paciente una sensación muy desagradable de la que solo quiere escapar. Este síntoma puede afectar terriblemente a la rutina diaria del individuo, ante la cantidad de sonidos estridentes a los que está expuesto.
Síntomas principales de la misofonía
Casi cualquier sonido puede provocar el peor de los efectos, incluso algunos pueden desaparecer o formar parte de la lista con el paso del tiempo. Entre los síntomas propios de la misofonía encontramos:
- La necesidad de imitar con mímica los sonidos que llaman su atención. Se trata de una acción automática que ayuda a disminuir la intensidad del impacto.
- La aparición de fuertes ataques de pánico.
- Una conducta agresiva hacia la persona que está generando ese molesto sonido.
- La ausencia de empatía por parte del entorno más próximo.
- Episodios de irritabilidad, incomodidad, nerviosismo e impotencia.
- Taquicardias, sudores fríos y ansiedad.
- Ganas irrefrenables de alejarse de la fuente del ruido.
Lamentablemente, no existe un tratamiento concreto para la misofonía. La mayoría centran su atención en las estrategias que pueden ayudar al paciente a convivir con dicho trastorno. La terapia cognitivo-conductual, las técnicas del control de estrés, la hipnoterapia o el reentrenamiento de tinnitus son algunos de los procedimientos más utilizados. Una solución con resultados variables que tiene como objetivo hacer la vida más fácil a un 10% de la población mundial.
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