Mejor dormir pocas horas que hacerlo a trompicones
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Los españoles no pueden presumir precisamente de dormir bien. Casi un tercio de la población adulta sufre insomnio transitorio, lo que supone que no descansan del todo bien por las noches por sus problemas para conciliar el sueño, según los datos que maneja la Sociedad Española de Neurología (SEN). Cuando esta situación se prolonga en el tiempo, rebasando los seis meses, el insomnio pasa a convertirse en crónico. Un estudio realizado por un equipo de investigadores de la Universidad Johns Hopkins demuestra que es mejor dormir pocas horas que hacerlo a trompicones, como veremos más adelante.
De momento son unos cuatro millones de personas las afectadas por este insomnio crónico. La situación se ha agudizado en los últimos tiempos debido a la presencia de la tecnología. Los ordenadores, los teléfonos inteligentes y las tabletas además de robarnos horas de sueño también nos dificultan la conciliación del sueño. Siempre ha existido la duda sobre si era mejor el descanso de una persona que se acuesta tarde pero que duerme unas pocas horas del tirón o la que se despierta a lo largo de la noche varias veces. La respuesta nos la puede dar los investigadores de la Universidad Johns Hopkins.
En el estudio tomaron parte 62 personas sanas y sin problema de sueño. Pasaron tres días en un laboratorio de sueño y fueron relatando en un cuestionario su estado de ánimo antes de irse a dormir. Un tercio de los voluntarios fueron despertados durante la noche varias veces, a otros no se les permitía acostarse hasta bien entrada la noche y un grupo final tuvo la posibilidad de descansar sin interrupción.
En la primera noche los dos primeros grupos, los que dormían a trompicones y los que se echaban tarde, veían como su estado de ánimo caía, acentuándose en la segunda noche en el caso de los primeros. El equipo de investigadores liderado por Patrick Finan llegó a la conclusión que dormir con interrupciones puede ser menos saludable que dormir poco.
En el estudio se comprobó entre otras cosas que los que descansaban menos horas mantenían con el paso de los días un estado de ánimo muy similar al de la primera jornada, sin producirse un agravamiento en su comportamiento. Los expertos aseguran que habría que tener en cuenta una serie de variables como el estrés o la depresión para profundizar en esta materia y poder decir si esto se asocia a un sueño más breve o a las interrupciones durante el descanso. A partir de un cierto umbral es cuando la falta de sueño empieza a afectar de manera importante sobre el estado de ánimo de las personas al igual que ocurre con el sueño a trompicones.
No hay que prestarle atención únicamente a la calidad o a la cantidad del sueño, ya que se trata de una combinación de ambos. Consideran que los efectos de la interrupción del sueño en el estado de ánimo llegan a ser acumulativos, como pudieron comprobar en los estudios en el tercer día de análisis.