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La mascarilla tiene los días contados en los centros sanitarios: los epidemiólogos piden cesar su uso

Epidemiólogos sanitarios y expertos en enfermedades infecciosas de ocho instituciones creen que el uso obligatorio de las mascarillas en centros de salud y farmacias debe de dejar de ser obligatorio, ya que la incidencia se encuentra en los datos más bajos desde que comenzó la epidemia covid. Su uso se mantiene en estos centros y servicios sanitarios desde el día 8 de febrero de este año, fecha en la que dejó de ser obligatoria en el transporte público.

Los datos favorables de los expertos de la Ponencia de Alertas, Planes de Preparación y Respuestas y tras escuchar al Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud, posibilitó entonces volver a la normalidad.  En ese momento, la incidencia acumulada a 14 días en mayores de 60 años es de 50,76 casos por 100.000 habitantes.

Los epidemiólogos y expertos en enfermedades infecciosas creen que con estos datos se puede volver totalmente a la normalidad tras tres años de duras medidas sanitarias, según publican en la revista Annals of Internal Medicine.

Además de poner fin uso universalizado de las mascarillas, los expertos sugieren que en la era endémica se reconsideren otras estrategias de la época pandémica, como las pruebas asintomáticas y el rastreo de contactos.

Los autores afirman que a lo largo de la pandemia, el uso generalizado del enmascaramiento universal en los centros sanitarios estuvo justificado para reducir el riesgo de transmisión entre el personal sanitario, los pacientes y los visitantes, y para preservar el personal sanitario para mantener las operaciones durante las oleadas.

Limitar la trasmisión 

La mascarilla fue un elemento de un conjunto más amplio de estrategias aplicadas para limitar la transmisión en una época en la que se sabía poco sobre el patógeno y aún no se habían identificado intervenciones eficaces.

Desde entonces, la carga del SRAS-CoV-2 se ha mitigado gracias al acceso a las pruebas, la importante inmunidad de la población adquirida con el tiempo, la aparición de variantes menos virulentas y la disponibilidad y el uso generalizados de vacunas y tratamientos.

Esto significa que ha llegado el momento de gestionar el SRAS-CoV-2 como otros virus respiratorios endémicos mediante la aplicación correcta y coherente de las precauciones estándar y las basadas en la transmisión, según señalan.

Estas incluyen el uso de mascarillas y protección ocular por parte del personal sanitario cuando realice actividades que generen salpicaduras o aerosoles en la cara, independientemente de los síntomas del paciente, y el enmascaramiento de los pacientes cuando presenten síntomas, entre otras precauciones.