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Grasas poliinsaturadas: cómo afectan al organismo y sus beneficios

Por lo general, al oír hablar acerca de las grasas dentro de nuestro régimen alimentario, tendemos a asociarlas de inmediato con consecuencias negativas para el organismo, y una serie de trastornos que habrá que afrontar para evitar que su presencia acabe desencadenando problemas de salud. Pero no será lo mismo con las grasas poliinsaturadas.

Lo cierto es que no necesariamente todas las grasas son malas, sino que existen algunas grasas buenas, a las que se conoce como “grasas poliinsaturadas”, y que son esas grasas saludables fundamentales para el buen funcionamiento del cuerpo humano, algo similar a lo que vemos con las grasas monoinsaturadas. Por eso, es bueno saber cómo afectan las grasas poliinsaturadas.

Antes que nada, te estarás preguntando cuándo incorporas estas grasas a tu dieta, y básicamente lo haces cada vez que consumes alimentos vegetales o animales, como por ejemplo el salmón, pero también el aguacate, los frutos secos y semillas, etc.

De hecho, tras varias décadas en las que se consideraba que cualquier tipo de grasa era mala, hoy la evidencia científica ha demostrado que incorporar cantidades moderadas de grasas poliinsaturadas es una correcta decisión en la alimentación diaria.

Esto último, sobre todo, cuando las grasas poliinsaturadas que sumamos a la dieta vienen a reemplazar o sustituir a las grasas trans y grasas saturadas, las “malas” de la película.

¿Cuál es su funcionamiento en nuestro organismo?

Una vez dentro del cuerpo, las grasas poliinsaturadas realizan labores importantes para la salud, como al colaborar a disminuir el colesterol LDL o colesterol malo, evitando así que se produzcan bloqueos en las arterias, que podrían derivar en afecciones crónicas del corazón o episodios graves.

Entre éstas las más recomendables son el Omega 3 y el Omega 6, ácidos grasos esenciales para el organismo, que favorecen el nacimiento y crecimiento de las células, además del funcionamiento del cerebro, y que no genera el cuerpo por sí mismo.

Por otro lado, si quieres saber cuántas grasas poliinsaturadas deberías adoptar en tu régimen alimentario actual, el consejo de los profesionales es que alrededor del 10% de las calorías consumidas durante el día provengan de alimentos que son fuente de estas grasas en particular.

Todo esto, considerando que el consumo diario de grasas, sumando las monoinsaturadas y poliinsaturadas, no debería sobrepasar el 30% de su ingesta diaria de calorías.

Para alcanzar este objetivo, puedes optar por nueces, semillas de girasol y linaza, pescados como el salmón, el atún blanco y la caballa, aceites de maíz y soja, aguacates, etc.