Electrocardiograma: la prueba eficaz y de bajo coste para evaluar el riesgo de muerte súbita

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El electrocardiograma es una prueba útil de cribado cardiovascular.

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En muchos casos, los resultados del electrocardiograma harán sospechar de una patología cardiaca determinada que deberá ser confirmada con pruebas complementarias. A pesar de sus enormes ventajas en la salud cardiovascular, el deporte, si se practica con elevada intensidad, puede desencadenar episodios cardiacos graves en personas que con una enfermedad subyacente, indican los expertos de la Sociedad Española de Cardiología (SEC). El electrocardiograma es útil para identificar muchas de esas patologías y, por eso, se considera una prueba de primera línea en el cribado cardiovascular del deportista, tal y como recogen las recomendaciones europeas.

Hace tiempo que los casos de muerte súbita llaman la atención del público, sobre todo cuando se producen en deportistas bien entrenados que, desgraciadamente, no sabían que padecían alguna enfermedad cardiovascular, a pesar de haber pasado controles médicos durante su carrera. Las personas que practican actividad deportiva intensa presentan una incidencia mayor de muerte súbita que las no deportistas, 1,6 muertes por 100.000 frente a 0,75 por 100.000, de acuerdo con un artículo publicado
en la revista de la SEC.

La SEC acaba de celebrar su congreso virtual eCardio23, y ha dedicado una sesión especial al empleo de esta herramienta en la valoración del riesgo de
muerte súbita. María Sanz de la Garza, cardióloga del Hospital Clínico de Barcelona, de la sección de Cardiología del Deporte de la ESC, y del Grupo de Trabajo de Cardiología del Deporte de la sociedad científica, explica que el
electrocardiograma ofrece información referente a la frecuencia cardiaca, el
ritmo cardiaco y la morfología de las diferentes ondas eléctricas del corazón, con la ventaja de que es una prueba no invasiva.

Mientras se hace ejercicio

Es la herramienta diagnóstica principal de la mayor parte de algunas anomalías genéticas que se presenta durante el ejercicio y bajo estrés emocional. Por eso, en ese caso, el electrocardiograma debe hacerse durante
la práctica de ejercicio. Por otro lado, es una prueba de primera línea para la detección de patologías del músculo cardiaco (miocardiopatías). La sensibilidad y especificidad del electrocardiograma es variable dependiendo de la miocardiopatía, siendo especialmente útil en la miocardiopatía hipertrófica. «En el caso de esta enfermedad, el electrocardiograma es patológico en el 95% de los casos. En otras miocardiopatías como la dilatada o la restrictiva, su especificidad y sensibilidad es menor, pero igualmente muestra alteraciones electrocardiográficas inespecíficas que pueden hacernos sospechar de una patología cardiaca subyacente hasta en un 50% de los pacientes», aclara.

En la mayor parte de los casos, el electrocardiograma actúa como prueba de
primera línea que, junto con una exploración física exhaustiva y la historia
clínica del paciente, permite sospechar una patología cardiaca determinada.
Posteriormente, será necesario llevar a cabo otras pruebas para confirmar el diagnóstico. Con los resultados de toda ellas el equipo médico toma decisiones sobre el mejor tratamiento, pero además, si se trata de enfermedades genéticas, intentará identificar a familiares que pudieran estar afectados sin saberlo.

Electrocardiograma previo para deportistas

El screening o cribado cardiovascular es esencial en el caso del deportista competitivo porque realiza altos volúmenes de entrenamiento con la intención de alcanzar el mejor rendimiento deportivo y está sometido al estrés mental y físico que supone la competición.

Sin embargo, en ocasiones la línea divisoria entre deportista aficionado y competitivo es muy fina en lo que a intensidad y horas de entrenamiento se
refiere. «Sería deseable que todos los individuos que practican deporte de
intensidad moderada-alta se hagan una valoración cardiovascular que incluya un electrocardiograma, pero es complicado establecer dicha recomendación como obligatoria dadas las dimensiones que esa estrategia podría tener en la práctica clínica diaria», precisa la Dra. Sanz de la Garza.

La especialista en cardiología del deporte se inclina por recomendar que «la
realización del electrocardiograma en un deportista sea o no competitivo, se
haga considerando el contexto clínico y la historia deportiva del individuo». Y siempre «deber ser realizado por un profesional con experiencia en la
valoración de esta prueba en este grupo de población».

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