Dr. Peinado: «Hay dispositivos sexuales que son útiles en casos de disfunción eréctil»
Cada vez más hombres consultan sobre gadgets sexuales, pero no siempre con información fiable
El uso irresponsable o desinformado puede generar lesiones físicas, frustración o ansiedad

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En los últimos años, la tecnología aplicada a la salud sexual masculina ha crecido de forma notable: anillos vibradores, bombas de vacío, estimuladores conectados por app o gadgets con biofeedback son ya parte del mercado erótico y, cada vez más, de las consultas médicas. Sin embargo, junto a su potencial terapéutico, también han surgido riesgos asociados a la desinformación, el uso excesivo o la falta de orientación profesional de estos dispositivos sexuales.
El Dr. Peinado, urólogo especializado en salud sexual masculina, aborda en esta entrevista para OKSALUD los beneficios, límites y precauciones que deben tenerse en cuenta antes de incorporar este tipo de dispositivos al cuidado íntimo.
PREGUNTA.- ¿Los dispositivos tecnológicos para el placer íntimo son seguros para la salud sexual masculina?
RESPUESTA.- Los dispositivos tecnológicos para el placer íntimo masculino —como masturbadores o masajeadores prostáticos— son seguros si se usan bien y están hechos con materiales adecuados. Es clave optar por productos de calidad, con certificaciones sanitarias, y mantener una buena higiene. Un mal uso o el abuso pueden causar irritaciones o alteraciones temporales. Algunos incluso tienen beneficios terapéuticos, como en casos de disfunción eréctil o prostatitis. En hombres con ciertas condiciones, conviene consultar al urólogo. En resumen, pueden ser seguros y útiles dentro de una vida sexual saludable, sin olvidar la importancia del contacto humano y la conexión emocional.
P.- ¿Hay riesgos reales en el uso frecuente de vibradores o anillos inteligentes conectados por app?
R.- El uso frecuente de vibradores o anillos inteligentes puede ser seguro si se hace con precaución. Usarlos más de 20-30 minutos o con tallas inadecuadas puede causar lesiones, como inflamación o pérdida de sensibilidad. También hay riesgos por fricción, sobreuso o baterías defectuosas. Además, los dispositivos conectados por app pueden ser vulnerables a fallos de ciberseguridad y violaciones de privacidad. Por eso, es clave usar apps oficiales, proteger contraseñas y elegir materiales seguros como silicona médica. En resumen, pueden ser parte de una sexualidad saludable, siempre que se usen con responsabilidad y sentido común.
P.- ¿Hay evidencia médica de que mejoran la vida sexual de los hombres?
R.- Algunos dispositivos tecnológicos pueden ser útiles como apoyo en casos de disfunción eréctil o bajo deseo sexual, aunque no sustituyen un diagnóstico ni un tratamiento médico. Las bombas de vacío y los anillos constrictores ayudan a mantener la erección, mientras que los estimuladores y vibradores pueden mejorar el placer y reducir la presión en casos de ansiedad sexual. En el deseo, estos gadgets pueden reactivar el interés y romper la rutina desde lo emocional y lo lúdico. Son un complemento, no una solución definitiva, y deben usarse dentro de un abordaje integral con supervisión profesional.
P.- ¿Qué debe tener en cuenta un hombre antes de usar un ‘sex wearable’?
R.- Antes de usar un sex wearable, es clave elegir productos de calidad, con materiales seguros y certificaciones. Deben usarse con cuidado, sin exceder los tiempos recomendados ni provocar molestias. La higiene es esencial, así como el uso de lubricantes adecuados. Si el dispositivo se conecta por app, hay que proteger la privacidad digital con apps oficiales, contraseñas y actualizaciones. Y sobre todo, recordar que no sustituye la conexión emocional ni resuelve disfunciones sexuales por sí solo: puede ser un complemento, pero no el centro de la experiencia.
P.- ¿Cómo influye la desinformación online en el uso de estos dispositivos?
R.- La desinformación online influye profundamente en el uso de dispositivos sexuales y puede afectar la salud física, emocional y sexual masculina. Muchos sitios y redes promueven productos sin evidencia ni control, generando falsas expectativas y llevando a usar dispositivos inseguros. También circulan tutoriales sin criterio médico que han causado lesiones graves. Se banaliza el uso de tecnología sexual conectada, ignorando riesgos de privacidad. Además, se refuerzan mitos y tabúes que generan vergüenza por el uso de estos dispositivos sexuales. Por eso, la orientación médica y una educación sexual clara y científica son fundamentales para tomar decisiones seguras e informadas.
P.- ¿Has visto casos en consulta relacionados con el mal uso de estos gadgets?
R.- Aunque aún poco frecuentes, he visto casos de uso inadecuado de dispositivos sexuales, sobre todo anillos y bombas sin control médico. Los problemas más comunes han sido edemas, lesiones por fricción y ansiedad sexual por expectativas no cumplidas. También he atendido hematomas por mal uso de bombas de vacío. Más allá de lo físico, preocupa la falta de educación sexual: algunos pacientes creen que estos gadgets solucionan disfunciones sin abordar el origen. Por eso, como especialistas, debemos informar con rigor y acompañar desde un enfoque integral y realista.
P.- ¿Crees que el futuro de la salud sexual pasa por integrar más tecnología personalizada?
R.- El futuro de la salud sexual masculina pasa por integrar tecnología personalizada con enfoque médico y científico. Dispositivos conectados, apps o biofeedback pueden aportar datos útiles, mejorar tratamientos y fortalecer vínculos si se usan con conciencia. La clave es que complementen al profesional, no lo sustituyan. La personalización será esencial, siempre con evidencia, regulación y respeto a la privacidad. Bien usada, la tecnología puede ser una gran aliada, dentro de una atención humana, empática y clínica. Ese equilibrio marcará la diferencia.
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