Salsa holandesa
Receta fácil y deliciosa de salsa holandesa. Ingredientes, paso a paso y trucos para un resultado perfecto.
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Salsa holandesa con mantequilla, huevos y limón se usa sobre todo para acompañar verduras, pescados o huevos como los huevos Benedict. No es precisamente una salsa ‘fácil’ pero te contamos trucos para elaborarla. En otro artículo hicimos salsa carbonara light, hoy salsa holandesa.
Maridaje de vinos con la salsa holandesa
La salsa holandesa, suave y cremosa, elaborada con yema de huevo, mantequilla y limón, marida perfectamente con vinos blancos frescos y ácidos. Un Sauvignon Blanc o un Chardonnay sin barrica resaltan su textura y equilibran su untuosidad. Ideal para acompañar pescados, espárragos o huevos benedictinos, este maridaje resalta los sabores sin opacarlos, creando una experiencia gastronómica armoniosa y elegante.
La historia y origen de la salsa holandesa
Esta salsa de textura mantecosa y sabor ligeramente ácido de Holanda tiene solo el nombre. En realidad se creó en Francia, forma parte de las ‘cinco salsas madres de la alta cocina francesa’.
La mayoría de los historiadores coinciden que esta salsa comenzó llamándose Isigny, (de la ciudad francesa Isigny-sur-Mer) conocida por su mantequilla. Durante la Primera Guerra Mundial la producción de mantequilla en Francia descendió y entonces se importó de Holanda. Al usar mantequilla de Holanda, el nombre de la salsa Isigny fue cambiando a ‘Holandesa’ y con este nombre se quedó.
Otras teorías afirman surgió en Francia e el siglo XVII como versión de otra salsa ‘flamenca’ u holandesa que se elaboraba con huevos y mantequilla. La primera salsa la llevaron a Francia ‘los Hugonotes’. Nombre que recibían los protestantes franceses de la doctrina calvinistas durante las guerras de religión que tuvieron lugar en el siglo XVI.
Variantes de la salsa holandesa: ideas populares entre los usuarios
Lo de ‘salsas madres’ es porque de todas estas salsas se deriva otras. Son muy conocidas:
Receta de salsa holandesa
Ingredientes esenciales para la salsa holandesa
- 200 g de mantequilla
- 3 yemas de huevo
- El zumo de ½ limón
- Pimienta blanca y sal
Detalle de preparación paso a paso de la salsa holandesa
- Esta no es precisamente una salsa fácil aunque lleva pocos ingredientes. Hay que cogerle el punto a las yemas de huevo al baño maría y remover casi de forma constante.
- En primer lugar exprimimos el zumo de limón y lo reservamos. Cortamos la mantequilla en dados. Batimos las yemas de huevo añadiendo dos cucharadas de agua fría.
Coloca las yemas en un recipiente dentro de una olla o cazuela a fuego medio con agua caliente (baño maría). Mientras tanto batir con las varillas las yemas de huevo. - A continuación añadir la mantequilla en trozos por tandas cuando veamos se va fundiendo añadidos otra tanda. Cuando tengamos la mantequilla fundida del todo retiramos el recipiente de la olla o cazuela. Dejamos reposar y agregamos el zumo de limón, pimienta y sal.
Información nutricional: 1602 kcal
Tipo de cocina: Mediterránea
Tipo de comida: Almuerzo
Estrategias para lograr una salsa holandesa perfecta
Para lograr una salsa holandesa perfecta, es fundamental controlar la temperatura: el calor debe ser suave para evitar que las yemas se cocinen. Batir constantemente crea una emulsión estable. Añadir la mantequilla derretida lentamente es esencial. Usar un baño María asegura una cocción uniforme. Finalmente, ajustar con jugo de limón y sal realza su sabor. La práctica mejora la técnica y el resultado.
Selección de acompañamientos para la salsa holandesa
La salsa holandesa, con su textura cremosa y sabor delicado, es un acompañante perfecto para una variedad de platos. Entre sus mejores parejas, destacan los espárragos, que aportan un contraste fresco y crujiente. Los huevos benedictinos, con su combinación de masa suave y sabor salado, son un clásico indiscutible.
Además, los pescados como el salmón o el bacalao realzan la suavidad de la salsa, mientras que las verduras al vapor, como el brócoli y la coliflor, ofrecen un toque saludable. Experimentar con estas opciones no solo realza el sabor de la salsa holandesa, sino que también transforma cualquier comida en una experiencia gourmet.
Guía de conservación y recalentado de la salsa holandesa
Conservación
Para mantener la frescura de la salsa holandesa, es fundamental refrigerarla. Colócala en un recipiente hermético y consúmela dentro de 1-2 días. Si deseas almacenarla por más tiempo, considera congelarla en porciones pequeñas, aunque la textura puede verse afectada al descongelarla.
Recalentado
Al recalentar la salsa, hazlo a fuego lento y nunca dejes que hierva, ya que esto puede provocar que se corte. Se recomienda usar un baño maría, removiendo constantemente hasta que adquiera la temperatura deseada. Si está demasiado espesa, puedes añadir una cucharada de agua caliente o jugo de limón para ajustarla.
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