Ximo Puig: de periodista ‘fake’ a presidente jeta

Ximo Puig: de  periodista ‘fake’ a presidente jeta

Siempre hay que desconfiar de los personajes camaleónicos y melifluos. Un jefe, socialista por más señas, que tuvo Ximo Puig cuando este era un mero auxiliar de redacción en un ex periódico del Movimiento, me dijo que siguiera al personaje porque daría mucho juego.

En efecto. ¡Y tanto! Los que acusaron a Rita Barberá por 60 euros, resulta que se lo han llevado a paladas y sus medios, que lapidaron con ferocidad a la mejor alcaldesa que tuvo Valencia en toda su historia, callan muertos de miedo, postrados ante el señor de las subvenciones… a su familia.

Puig nunca fue un periodista estrictu sensu. No sé si al final consiguió el título que perseguía con ahínco, lo que no significa que estemos en presencia de un periodista metido a político. No. Es un político sectario que una vez tuvo que comer jugando a periodista. Tomás Álvarez puede dar cumplida respuesta de esto.

Si, finalmente, se demuestra que ha estado jugando con el dinero de los valencianos para favorecer a su familia (por ahora, aparece el hermano y el hijo, más tarde ya veremos), no sé a qué espera la ciudadanía valenciana para montar una zapatiesta en la calle como ellos hicieron, injustamente, contra Barberá. Para más inri, su compañera sentimental es fiscal de profesión y, al mismo tiempo, consejera de Justicia del Gobierno que preside su pareja.

Las mismas fuentes subrayan que Puig en lo que siempre destacó es en ser un “jeta”. Un listillo aprovechado al que ahora han pillado con el carrito del helado. Podemos imaginar por un momento las trapisondadas que deben estar perpetrando en un intento de echar arena en la maquinaria justiciera.
Lo dice el anuncio: ¡Nunca te fíes de un señor con peluquín!

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