Txapote y Parot duermen ya en territorio amigo
“Los gobiernos del Partido Popular también acercaron presos condenados de ETA al País Vasco…”, dicen Sánchez y sus infinitas terminales mediáticas para amparar que dos de los más sanguinarios jefes de la banda asesina hayan sido trasladados a prisiones vascas. ¿Lo hizo el PP? Mal, muy mal. ¿Lo hizo Zapatero? Mal, muy mal. ¿Lo hace Sánchez? Todavía peor porque la causa y la consecuencia es aún más manifiesta. Lo dijo Otegi cuando las bases herederas de ETA hicieron amago de rebelarse por la proximidad del que fue terrorista al Gobierno Sánchez al que ampara parlamentariamente en todas sus intentonas.
Hay que sacar a muchos presos de la organización de las cárceles, dijo. Por eso estoy dispuesto a casi todo… Cambiaremos presos por votos… Era el mes de octubre del año 2021. El miércoles 31 de agosto, Pedro Sánchez hizo posible ese supremo anhelo etarra.
El éxito en este campo de don Arnaldo, el “hombre de paz” según tiene certificado José Luis Rodríguez Zapatero, es descriptible y manifiesto. Dicho de otro modo: que los dos asesinos mencionados gozarán de todos los privilegios en las cárceles vascas y, en breve espacio de tiempo, vivirán en régimen de semilibertad o en libertad total. Si me pusiera tabular aquí las vidas que estos dos malnacidos han cercenado acabaría con todo el papel digital.
ETA sabemos lo que fue, incluso, lo que es ahora mismo después de su transformación. Bildu sabemos lo que es. Están en su rol. Lo que duele, lo que indigna es que sea el presidente del Gobierno y un ministro del Interior los eslabones imprescindibles para tamaña decisión en las sombras. Txapote –Miguel Angel Blanco, Gregorio Ordoñez, Fernando Múgica, José Luis Caso, entre sus víctimas- y Parot (38 asesinatos acreditados), sin arrepentimiento alguno, duermen ya en territorio amigo, cerca de sus correligionarios, familiares y deudos. Los que dormitan bajo tierra son sus innumerables víctimas que desde el fondo de sus fosas deben estar abriendo ojos como platos al ver lo que un Gobierno infame es capaz de pisotear su dignidad y su memoria, que es la de todo un pueblo encorajinado e inerme.
Arruinar el presente y el futuro económico de un país tiene su aquel. Maltratar su decoro, reírse de su autoestima no tiene perdón. Ni lo tendrá.
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