Trump vuelve con el delirante juego proteccionista

Trump, Donald Trump, Estados Unidos

Como ya he escrito en estas páginas, el proteccionismo es un peligro para el crecimiento económico, el empleo y la prosperidad de todos los ciudadanos, pues impide el progreso y, con ello, la generación de actividad, puestos de trabajo y riqueza.

Pues bien, junto a lo equivocado de las medidas proteccionistas, nos encontramos con otro problema para la economía, que es la falta de concreción en la aplicación de dichas medidas y su constante cambio, con decisiones caprichosas: primero, se anuncian grandes aranceles en una tabla elaborada con un cálculo que no es sólido. Después, se concede una tregua de noventa días, con la suspensión de la aplicación. Posteriormente, en el caso de la UE, Estados Unidos anuncia que desde primeros de junio le aplicará unos aranceles del 50 %. El proteccionismo es un error, pero aplicado de esta manera es, además, un esperpento, un juego peligroso, que aumenta, todavía más, el efecto negativo de dicho proteccionismo.

Eso la economía lo nota, y junto al empobrecimiento que sufrirá EE.UU. vía incremento de precios, la actividad económica general de dicho país se puede resentir, debido a la necesidad de aplicar una política monetaria más dura, al tiempo que las expectativas empeoran y pueden retraer la actividad, junto a la pérdida de poder adquisitivo. De hecho, ya ha habido inversores que se han movido hacia la renta variable europea, y lo han hecho por riesgo, pues la rentabilidad, a igualdad de riesgo, siempre ha solido ser mayor en Estados Unidos, pero la sacrifican ahora en busca de un menor riesgo. Eso puede hacer mucho daño a la economía estadounidense y, por extensión, a toda la economía.

Todo ello, puede hacer entrar a Estados Unidos en recesión; quizás la sortee, o quizás sea sólo un hecho del corto plazo, pero para ver resultados en el medio y largo plazo hay que tener una política clara, incluso si es equivocada, como la arancelaria, pero clara, porque, si no, a la equivocación de la guerra comercial abierta por Trump le seguirá una caída de actividad económica derivada de la incertidumbre e inseguridad, que son dos de los peores impactos que puede tener una economía.

Trump era positivo desde el punto de vista de la finalización del wokismo, así como por la parte de su política económica que apostaba por la bajada de impuestos y reducción del gasto, pero ha decidido empezar por la parte mala de su política económica, la arancelaria, además, envuelta en una improvisación que aterra a la economía. Estados Unidos debe rectificar y Trump debe olvidarse de la guerra arancelaria rectificar y empezar con la agenda reformista con la que se presentó a las elecciones, que era lo sumamente positivo de su programa electoral, más allá de los aranceles, que siempre fue un error.

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