Las tragaderas de Bolaños
Sin duda alguna, la estampa política de la semana ha sido el lamentable intento de Félix Bolaños de intentar meterse en la tribuna principal de los actos del Dos de Mayo abriendo el cordón como si intentara colarse en una discoteca. No voy a entrar a discutir los temas de protocolo, porque cuando alguien coge el cordón y lo quita para colarse, el debate ya no tiene sentido. Si el ministro de la Presidencia pudo haber tenido en algún momento razón sobre su pretensión, al intentar entrar por las bravas ya la perdió. Este Gobierno ha tenido un problema con las formas desde el minuto uno de su mandato, y en eso está siendo coherente hasta el final.
Lo que realmente es indignante es como este Gobierno no pasa ni una a los Gobiernos autonómicos del Partido Popular, y ha lanzado a su poderosa maquinaria mediática contra Ayuso por esta polémica, y, en cambio, cuando el separatismo hace lo que le da la gana Sánchez y los suyos no abren la boca. Recuerdo cuando la consejera de Presidencia de la Generalitat, la ahora cuestionada Laura Vilagrà por su desastrosa gestión de las oposiciones, humilló a Bolaños obligándole a dejar el móvil antes de entrar en una reunión en el Palau de la Generalitat. El mensaje de los golpistas de ERC a todo un ministro del Gobierno de España fue claro: nos habéis espiado con Pegasus, y tú no vas a entrar con tu teléfono para que todo el país vea como te arrastras ante nosotros.
Félix Bolaños se comió sin abrir la boca esta humillación sin precedentes para un ministro del Gobierno de España. De la misma manera que Pedro Sánchez y sus ministros también tragaron con los lazos amarillos que lucían en sus vestimentas Pere Aragonés, Quim Torra o un buen número de consejeros de la Generalitat en esas cumbres bilaterales que el PSOE le montaba a los separatistas para conseguir sus votos en el Congreso. Recordemos que ese lazo amarillo es un insulto a España, ya que significa que en nuestro país hay presos políticos y, por lo tanto, somos un sistema dictatorial. Ésa es la dignidad del Gobierno de España ante los que quieren romper nuestro país y acabar con nuestro sistema democrático.
Con los separatistas nunca ha habido los aspavientos que le han hecho a Ayuso por no dejar subir a Bolaños a la tribuna principal de los actos festivos del Dos de Mayo. Con los partidos que insultan cada día a nuestro país todos son caricias y parabienes. No es que me sorprenda este doble rasero de Sánchez, ya que desde que el presidente escogió a Bildu y a Esquerra como socios preferentes en el Congreso hemos comprobado que no le importa dorar la píldora a aquellos que intentan condenar a más la mitad de los catalanes a ser extranjeros en su país.
Pero ya que el presidente del Gobierno ha indultado a los golpistas, ha eliminado el delito de sedición, ha desnaturalizado el Tribunal de Cuentas y es pródigo en recursos económicos para un Govern autonómico instalado en la rebeldía constante, al menos podría evitarnos el bochorno de mandar a su ministro de la Presidencia a montar el número para crear una falsa confrontación y así intentar raspar unos miserables votos en las autonómicas y municipales que eviten que el PSOE haga el ridículo una vez más en Madrid.