Opinión
Carpe diem

La solución a los problemas circulatorios de Palma: todos en patinete

Pongamos que una isla es una porción de tierra rodeada de agua por todas partes, salvo por encima si no ocurre un tsunami. Pongamos también que una isla, salvo Australia, es un territorio limitado. Pongamos que Mallorca tiene una extensión de 3.640 km2. Y, finalmente, pongamos, y esto es así, que la distancia máxima en Mallorca es de 98 km entre Andratx y Capdepera y si uno no se da la vuelta va a parar directamente al mar.

De todo ello se deduce que Mallorca es un pañuelo y que lo que suceda en un punto de su geografía repercute en otros, más si acortamos distancias. Y esto es lo que actualmente ocurre en Palma, que más bien parece que la ciudad está tan separada del resto de la isla como si fueran, verbigracia, una parte de Mallorca y otra de las Malvinas. Éste es el resultado de que las distintas y redundantes administraciones que padecemos no se entiendan ni se coordinen.

Ayuntamiento, Consell, con pared de por medio, y Govern, a un tiro de piedra, juntos y en comandita son los causantes del sindiós que actualmente -y la cosa va a agravarse inexorablemente, ya lo verán- está sucediendo en Palma y sus alrededores. O sea, los atascos monumentales que a diario colapsan los accesos a la ciudad y la convierten en una auténtica ratonera, pero que no son nada comparados con lo que está por suceder.

Veamos. La Vía de Cintura, ya se sabe, es la vía más saturada de España. Los vehículos que por ella transitan a diario han dejado de contabilizarse para no poner en evidencia a unas autoridades incompetentes -¿autoridades?-que se han mostrado y se muestran incapaces de solucionar este problema y muchos otros, aunque unos sean más prioritarios que otros y éste lo sea. 

El Ayuntamiento de Palma, por su parte, en comandita con la autoridad portuaria y sin encomendarse al Govern, ha decidido suprimir un carril del Paseo Marítimo, que, aunque fue un disparate, resultó ser la unión de dos autopistas, la de Poniente y la de Levante.

Este estrechamiento del paseo supondrá tener que verter una parte de su tráfico sobre la Vía de Cintura, ya saturada no se olvide, sin posibilidad de desplazar una parte de su tráfico sobre el Segundo Cinturón o Vía Conectora, que es del Consell y o no quiere o no puede terminar todo su recorrido. La excusa es la falta de dinero, aunque podría solicitar su financiación el Govern, que es quien en definitiva debería situarse por encima de las administraciones taifas y procurar la solución global.

Pero ni el Ayuntamiento de Palma se coordina con el Consell de Mallorca ni este con el Govern, así que ésta es la situación.  

Rebus sic stantibus, estando así las cosas, que diría un romano, lo que ahora sucede es que el Consistorio se propone poner de nuevo en marcha el carril bici en las Avenidas, que supuso una inversión de 600.000 euros en 2009 y dos años después fue eliminado por el PP por el estrangulamiento y el caos circulatorio que provocaba. Su eliminación costó otros 100.000 euros adicionales, abriendo de nuevo un tercer carril al tráfico rodado para acabar con el caos circulatorio provocado por estos 2,5 kilómetros de carril bici. Pero hay más.

El PSOE, felizmente reinante, proyecta ahora – si alguien no lo impide- paralelamente al carril bici, como solución al capítulo de movilidad para la próxima legislatura, la inclusión del trazado del nuevo tranvía también por las Avenidas. Todo ello, argumentan, para lograr una transformación y una reinversión de prioridades hacia el transporte público y promover los vehículos de bajas emisiones y la movilidad no motorizada. O sea, extender el uso urbano de bicicletas y patinetes, que “tendrán que seguir ganando espacio siempre a costa de restarlo a los vehículos a motor y sin invadir nunca el de los peatones”. 

Las Avenidas de Palma son la primera vía de cintura municipal. Suprimir un carril o más para cederlo al tranvía y a las bicis puede mermar su capacidad en más de la mitad sin posibilidad de que el tráfico pueda ser absorbido por las llamadas vías de cintura media, que a su vez deberán desplazar su flujo de tráfico hacia la vía de cintura autonómica, pero que no podrá absorberlo y deberá desplazarlo hacia el inacabado Segundo Cinturón.

Al estrechamiento del Paseo Marítimo habrá que sumar el de las Avenidas para poner el carril bici y el tranvía. O sea, el caos. Y esto no es fantasía, es simple y llanamente una prospección de la realidad absolutamente previsible.

Solución: no existe. O sí. Que todo el mundo en la ciudad y sus accesos se desplace en patinete. ¿Cómo no se nos había ocurrido antes?