Sociedad
FAMOSOS

Triunfó en los 2000 y llenaba estadios: hoy está en el olvido y con problemas de dinero

Muchos cantantes de 'Operación de Triunfo' se han visto obligados a cambiar de vida

Rosa López representó a España en Eurovisión y después lo perdió todo

Rosa ha sido cuestionada por su relación con Chenoa y otros compañeros de 'OT'

Hace unos años, el nombre de Rosa López era sinónimo de triunfo. Convertida en todo un fenómeno nacional tras su paso por la primera edición de Operación Triunfo, su imagen, voz y carisma traspasaron las fronteras de lo televisivo para ocupar un lugar privilegiado en el imaginario colectivo. Sin embargo, el fulgor del éxito inicial no se tradujo en una carrera artística estable. Dos décadas después de su debut, Rosa vivió una realidad muy diferente, marcada por las dificultades económicas y un discreto estilo de vida alejado de los focos.

Corría el año 2001 cuando una joven granadina se presentó a un concurso musical que cambiaría para siempre la historia de la televisión en España. Con una voz poderosa y una personalidad cercana, Rosa López conquistó al público desde su primera actuación. Su victoria en el talent show no solo le valió la admiración de millones de espectadores, sino también la posibilidad de representar a España en el Festival de Eurovisión 2002.

Aquella actuación, acompañada por algunos de sus compañeros de concurso como coristas, simbolizó la cima de su popularidad. Rosa parecía tener por delante una prometedora carrera repleta de discos de platino, giras multitudinarias y reconocimiento. Pero con el paso de los años, esa previsión optimista no se cumplió. El camino que entonces parecía despejado se fue tornando incierto y en muchos momentos cuesta arriba.

Así empezó el infierno

Las primeras señales de que algo no iba bien llegaron cuando Rosa comenzó a hablar abiertamente de sus problemas financieros. En una entrevista concedida a Jordi Évole, reveló un episodio clave que marcó su relación con el dinero y su trayectoria profesional. Según explicó, se vio envuelta en un serio conflicto con Hacienda debido a una falta de justificación económica de una gran suma de dinero: «Teníamos un gestor y me dijo que tenía un problema con Hacienda, que no había justificado 80 millones de pesetas».

Rosa López en un evento. (Foto: Gtres)

Ese golpe, derivado de una mala gestión en sus primeros años de fama, supuso un duro aprendizaje. Rosa no solo se vio obligada a asumir consecuencias legales, sino también a reconstruir su economía desde una situación muy delicada. Para una artista joven que acababa de experimentar el vértigo del éxito, la desinformación financiera fue un enemigo silencioso pero implacable.

Años después, en una conversación con Javier Cárdenas, la cantante confesó otra realidad que sorprendió a muchos: nunca llegó a percibir el dinero correspondiente al premio por ganar Operación Triunfo. Los 90.000 euros prometidos simplemente se desvanecieron. «El cheque se perdió o algo así», dijo, sin dramatismos, aunque detrás de esa frase sencilla se escondía una profunda decepción.

¿Engañaron a Rosa López?

El desconcierto económico no terminó ahí. Rosa también reconoció haber sido víctima de un engaño que afectó directamente a su familia. Durante años no entendía por qué, pese a su popularidad y trabajo constante, no lograba estabilidad financiera. Hasta que, según relató, decidió abordar el tema de forma directa. «Seis años después empecé a preguntarme cuál era el beneficio de que no pudiera hacer vida normal. En ese momento llamé a mi padre, me puso al día de todo y descubrí que le habían engañado. Le habían estafado con el cheque del premio de OT».

Este episodio supuso una herida difícil de cerrar. No solo por la pérdida económica, sino por lo que representaba: el fracaso de un entorno que no supo protegerla en los años cruciales de su carrera. Lejos de victimizarse, Rosa asumió las consecuencias con entereza, pero el daño ya estaba hecho. Lo que pudo haber sido un despegue sólido se convirtió en una sucesión de obstáculos imprevistos.

El cambio en la vida de Rosa

Durante un tiempo, Rosa logró vivir con cierta holgura. El reconocimiento público le permitió acceder a una calidad de vida superior a la que había conocido. En una entrevista concedida a la revista Semana, rememoró aquellos años de bonanza material. Contó que llegó a tener propiedades y vehículos de alta gama, como un BMW X5, además de un chalé en su Granada natal.

Pero esa etapa no fue duradera. Con el paso del tiempo y en ausencia de ingresos estables, se vio obligada a desprenderse de todo aquello. La artista explicó que vendió tanto la casa como el coche para poder afrontar una nueva realidad más ajustada a sus circunstancias. Hoy reside en un pequeño piso que compró hace años y que aún continúa pagando, una situación muy alejada de la imagen de celebridad que muchos conservan de ella.

Pocas veces una figura pública se atreve a admitir que no atraviesa un buen momento económico. La presión social y mediática empuja a muchos artistas a mantener una imagen de éxito constante, aunque no se corresponda con su realidad.

Con esta confesión, puso sobre la mesa una verdad incómoda: que incluso quienes han estado en lo más alto pueden vivir etapas de precariedad, de incertidumbre y de renuncia. Su sinceridad fue celebrada por muchos, pero también dejó en evidencia la fragilidad de un sistema que convierte a los artistas en productos de consumo rápido.