Sánchez es un peligro para la infancia

Sánchez es un peligro para la infancia
Sánchez es un peligro para la infancia

Ya lo avisó la socialista Isabel Celaá cuando era ministra de Educación, «no podemos pensar de ninguna de las maneras que los hijos pertenecen a los padres». Los socialistas y la izquierda en general están convencidos de que los niños son del Estado, de que tus hijos son suyos y, por tanto, pueden hacer con ellos lo que les dé la gana. Y cuando los socios del Gobierno socialista que ostenta el poder ejecutivo del Estado son comunistas, proetarras y golpistas, los niños de ese Estado son un instrumento más al servicio de sus bastardos intereses. Para Sánchez y sus socios los niños pueden usarse lo mismo para caminar hacia la independencia de Cataluña, para homenajear a los asesinos etarras, para implantar la ideología comunista de género o, sencillamente, para conseguir que Sánchez no tenga que bajarse del Falcon.

Los hijos de Juana Rivas no son de su padre, el italiano Francesco Arcuri, a pesar de que su madre haya sido condenada por secuestradora, sus informes psicológicos la presenten como una persona con un «grave funcionamiento mental patológico asociado a desorganización del pensamiento», su hijo haya sido presuntamente abusado sexualmente estando bajo la custodia de su madre negándose ella a que se investiguen estos hechos, pese a que sus múltiples denuncias por maltrato hayan sido todas archivadas porque «es absolutamente inverosímil la narración» excepto una de 2009 que se produce en un enfrentamiento entre ambos, tras llegar ella a las 6 de la madrugada al hogar, pelea en la que las lesiones de él son de mayor gravedad que las de ella, pero en la que, en contra del consejo de su abogado, Arcuri aceptó una condena en conformidad porque se estaba reconciliando con Juana Rivas de forma que su segundo hijo en común fue concebido después de aquella trifulca. Esos niños no pertenecen a su padre y ni siquiera son de su madre, son un instrumento utilizado por la ministra Irene Montero para desarrollar la puesta en marcha de sus chiringuitos de ideología de género

Los niños que estudian en colegios catalanes no son de sus padres y si estos desean que su educación sea bilingüe en catalán y en español y que se cumplan las leyes y las sentencias judiciales que dictaminan que, como mínimo, el 25% de las asignaturas se les deben enseñar en español, no merecen ni siquiera la protección de un Estado cuyo poder ostentan socialistas y comunistas gracias al respaldo de los mismos independentistas que los acosan y hostigan en un clima de odio xenófobo y supremacista similar al que se sufrió bajo el nazismo. Los niños catalanes pertenecen a los golpistas indultados por Sánchez y pueden usarlos para caminar hacia su soñada independencia.

Tampoco son de sus padres las pobres niñas prostituidas por redes de explotación sexual en Baleares estando bajo la custodia del Consejo Insular de Mallorca, en manos del PSOE, Podemos y los independentistas de Més per Mallorca, y que viven rodeadas de delincuentes y drogadictos, practicando el sexo con desconocidos “a cambio de unos zapatos nuevos, un bolso o un vestido”, ante la pasividad de las autoridades que tienen su custodia y la obligación de protegerlas. Lo mismo que la joven de la que abusó el marido de la vicepresidenta primera de la Comunidad de Valencia, Mónica Oltra, de Compromís, mientras que ésta era la consejera de Igualdad y Políticas Inclusivas, responsable del centro donde la niña estaba internada y su entonces marido trabajaba como educador. Todas estas niñas abusadas pertenecen a los socios de Sánchez en Valencia y Baleares que pueden hacer con ellas lo que quieran.

Si Pedro Sánchez puede hacer lo que quiera con los hijos de Juana Rivas, con las niñas prostituidas en Baleares, con la abusada sexualmente por el marido de Mónica Oltra y con los que sufren el odio de los nazis catalanes, imagínate de lo que será capaz de hacer con los tuyos, si le conviene.  Sánchez es un peligro para la infancia a la que debería proteger.

Lo último en Opinión

Últimas noticias