Sánchez mete al Rey en su laberinto

La segunda ronda de consultas del Rey para designar candidato a presidente del Gobierno se saldará hoy con una certeza: que Pedro Sánchez podrá expresar al monarca su disposición a lograr apoyos «hasta debajo de las piedras», pero que a día de hoy sólo cuenta con los 121 diputados del PSOE, toda vez que hasta Yolanda Díaz, líder de Sumar, ha manifestado estar «lejos del acuerdo». Por supuesto, se trata del clásico postureo, pero no es menos cierto que el PNV se ha manifestado en semejantes términos y los separatistas de Junts y ERC -que se han negado, junto a Bildu y BNG, a acudir a la Zarzuela- condicionan su apoyo a la amnistía y el referéndum de autodeterminación.
En un reciente editorial subrayamos el dilema que se le presenta al jefe del Estado, que no tiene el don de la ciencia infusa: designar a Sánchez como candidato sin poder escuchar a los independentistas, lo que complica sobre manera lo que dispone el artículo 99 de la Constitución. Si Felipe VI designa candidato al líder socialista, lo hará a ciegas, porque los apoyos expresos a Pedro Sánchez no pasarán de 121, 51 menos de los que contaba Alberto Núñez Feijóo cuando fue designado candidato. La situación es surrealista: el socialismo reprochó al PP ir a una investidura sin apoyos, teniendo medio centenar más de votos favorables que Sánchez.
Cierto es que el candidato socialista podría llegar hasta los 178, en cuyo caso, y vistas las condiciones exigidas por unos y otros, especialmente la de los separatistas catalanes, la pregunta es si el precio es asumible en términos constitucionales. O dicho de otro modo: si el precio que Sánchez está dispuesto a pagar por el Gobierno es la entrega del Estado. Esa, y no otra, es la gran cuestión de fondo. Que si Sánchez es designado candidato, su investidura sólo será posible rindiendo el Estado de Derecho a los enemigos de España. A los mismos que se han negado a pasar por Zarzuela para reunirse con el Rey.