Roures, el enemigo de España
Toda famiglia tiene un padrino que vela, protege e impulsa los intereses comunes de sus miembros. Aunque a Pablo Iglesias, Oriol Junqueras y Xavier Domènech no les une consanguinidad alguna, sí les emparenta un objetivo común: acabar con la unidad de España y destrozar el régimen de paz y prosperidad que, basado en la monarquía parlamentaria, se inició en 1978. Todos ellos están respaldados por un hombre que se ha hecho rico gracias a nuestro país y que, sin embargo, se comporta como su gran enemigo: Jaume Roures. El millonario trotskista de férreas convicciones independentistas difunde y amplifica con su poder económico e influencia mediática las veleidades de unos políticos obsesionados por horadar nuestro Estado de Derecho hasta el punto de quebrarlo. El dinero de Roures sirve para sostener medios y campañas que van contra los intereses y la imagen de la España constitucional. Una prueba de ello es el diario Público, un medio que figura en la misma trama societaria de las mordidas que cobraba la FIFA.
La España empresarial y mediática no puede seguir alimentando a un hombre obsesionado con alentar un frente popular que elimine los avances que hemos conseguido entre todos a lo largo de los últimos 40 años. Por eso deberían cerrarle el grifo tanto a él como a sus medios. La Liga de Fútbol Profesional (LFP), por ejemplo, debe acabar con el monopolio del fútbol en poder de Roures. Mediapro, la joya de su imperio, ha ganado todas las adquisiciones de derechos con suma facilidad. Además de ser nocivo para la libre competencia, la LFP debe poner coto al poder omnímodo de este hombre porque preside las cenas donde populistas e independentistas pactan su plan de futuro para España: subyugar Cataluña con una agrupación de siglas secesionistas, disociarla de nuestro país y después, ya en el Congreso de los Diputados, derribar lo que los podemitas denominan de un modo peyorativo como el «régimen del 78».
Un régimen al que los sediciosos ya han tratado de darle un golpe de gracia con la celebración del referéndum ilegal, después con la Declaración Unilateral de Independencia (DUI) y ahora con la intención de «hundir la economía española», como dice el propio Lluís Llach, para tratar de conseguir su objetivo a base de chantajear a Europa. Todo esto bajo la supervisión constante de Jaume Roures, que ya auspició un encuentro el pasado verano donde acudieron Pablo Iglesias y Oriol Junqueras con el propósito de planear una moción de censura contra Mariano Rajoy. Tanto el Gobierno como los empresarios tienen que actuar en consecuencia y olvidarse de un hombre con semejante perfil. De lo contrario, España estará a merced de los radicales que protege Don Roures.
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