‘Robespierre’ Sánchez o Pedro ‘Cortacabezas’

Pedro Sánchez

Pedro Sánchez es un consumado especialista en cortar cabezas. A 31 días para que comience oficialmente la campaña electoral del 23 de julio, el secretario general del PSOE ha decidido guillotinar políticamente a Óscar López, su jefe de Gabinete, y a Santos Cerdán, secretario de Organización del Partido, apartados por decisión del jefe de la campaña electoral del partido ante las próximas elecciones generales. Les culpa del fracaso del resultado de las autonómicas y municipales, campaña que calificó de «mierda». El problema es que a estas alturas no hay nadie que quiera, ni dentro ni fuera del partido, hacerse con la dirección de una campaña que tiene visos de terminar como el rosario de la Aurora. Cómo será la cosa que Sánchez, después de defenestrar a López y Cerdán, puede verse obligado a entregarles de nuevo los trastos en contra de su voluntad, porque no hay socialista que a estas alturas esté dispuesto a inmolarse por el secretario general. Nadie quiere unir su suerte a la de Sánchez, que se siente traicionado por su gente y empieza a ver fantasmas por las esquinas.

Por ahora, se ha abierto un casting sin demasiados resultados, porque se busca a alguien «que aporte algo nuevo y revolucionario», pero no hay demasiados voluntarios. Muchos piensan que el problema es Pedro Sánchez, pero callan y miran para otro lado. Ése el gran problema del PSOE: que a estas alturas son muchos los que creen que ha conducido al partido a un páramo, después de que algunos de los dirigentes con mayor ascendencia sobre el secretario general fueran guillotinados políticamente sin muchas explicaciones. Y es que el personaje es un caso patológico de narcisismo caníbal. Queda mes y medio para las elecciones y el PSOE acude a las urnas fagocitado por eso que comúnmente se llama sanchismo y que no es otra cosa que la dependencia de un partido que ha perdido sus señas de identidad a manos de un líder en franca decadencia.

 

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