Receta Sánchez contra el desempleo: borrar a 700.000 personas de las listas del paro
La solución socialcomunista para bajar las cifras del paro no la supera ni el mago Houdini: llamar a los temporales fijos discontinuos y sacarlos de las listas del paro cuando no están trabajando. Según Fedea, el paro efectivo -no el paro registrado- está desde finales de 2022 al nivel de las cifras de 2019 «debido al rápido crecimiento del colectivo de demandantes con relación laboral (presumiblemente fijos discontinuos que no están trabajando)», señala en su informe. Y es que con la reforma laboral del Gobierno y el cambio de nomenclatura los fijos discontinuos han crecido exponencialmente, pero en realidad se trata de personas que pasan muchos meses al año sin trabajo y que, sin embargo, no aparecen como desempleados.
Según Fadea, la evolución del paro real se va acercando desde el cuatro trimestre del año pasado hasta superar ligeramente al de 2019 en enero. En definitiva, que estamos ante un mero efecto óptico. Si uno destripa los datos oficiales llegará a la conclusión de que una cosa es el paro registrado y otra, bien distinta, el paro real. O dicho de otro modo: que la diferencia entre el paro registrado y el paro real ha ido en aumento desde el cuatro trimestre del año pasado, hasta superar los 700.000 en enero. Sumando los parados registrados (2,91 millones), a los parados con disponibilidad limitada (290.800), los otros no ocupados (208.300), los asalariados en ERTE (15.000) y los fijos discontinuos que no trabajan (unos 260.800), la cifra global de parados de 3,68 millones de personas. En 2019 eran 3,61 millones. Conclusión: que eso de que ha bajado el paro, nada de nada. Eso sí, como este Gobierno es experto en lavado de cara y maquillaje nos quiere vender la burra coja de que el paro no ha hecho otra cosa que bajar. Manipulando la realidad, hay que reconocerlo, son unos maestros, pero el problema es que distorsionando las estadísticas no se logra que los parados encuentren trabajo, sólo que desaparezcan.