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¿Por qué será que las alumnas no querían quedarse a solas con el profesor Monedero?

Vamos a ver: agresores y acosadores sexuales los puede haber de izquierdas y de derechas, porque esto no va de ideologías, si bien la izquierda se ha erigido con indisimulada prepotencia en guardián de las mujeres y exhibido una falsa superioridad moral que le ha llevado a ver la paja en el ojo ajeno -siempre que fuera un ojo de derechas, claro está- y no la viga en el propio. Y ha resultado que tenían una viga de proporciones gigantescas- Errejón, Monedero o el diputado autonómico gallego próximo a Yolanda Díaz que fue detenido por agresión sexual a una niña-. Lo de Monedero era un clamor que corría por los pasillos de la Facultad de Políticas de la Complutense desde hace años sin que nadie en Podemos moviera un dedo. Y si lo movieron fue para encubrirle, porque los argumentos de Ione Belarra defendiendo que apartaron a Monedero de sus funciones son una oda al cinismo.

Lo mismo cabe decir del comportamiento de Sumar con Íñigo Errejón. Lo más terrible del caso es que dos formaciones que han hecho del feminismo su campo de batalla están dirigidas por dos mujeres, lo que añade más gravedad al asunto si cabe. Y para colmo el papel de las organizaciones feministas a raíz de estos escándalos ha puesto de manifiesto la doble moral de estas asociaciones amamantadas con dinero público, que han guardado, salvo contadas excepciones, un atronador silencio.

Dentro de unos días volverán a celebrar el 8 de marzo, pero en el manifiesto que andan preparando no hay referencia alguna a los casos Errejón o Monedero, como si fueran meras anécdotas que no merecen el más mínimo comentario. La izquierda feminista ha quedado retratada. Dentro de unos días volverá a echarse a la calle encabezando las manifestaciones del Día de la Mujer, pero, mientras, las mujeres de la Universidad de Ciencias Políticas de la Universidad Complutense se guardaban muy mucho de quedarse a solas en un aula con el profesor Monedero.