Opinión
PRIMERA LÍNEA

El preocupante punto y aparte de Pedro Sánchez

Mis queridos progres afligidos primero y ahora entusiastas, la famosa carta a la ciudadanía de vuestro amado líder ha obrado el milagro de la ubicuidad y lo digo porque el punto final en realidad no lo era; más bien era camuflaje que venía a esconder, un punto y aparte más bien, llenando de luz celestial la escena política al conocerse que al quinto día, San Pedro Mártir, el amado líder, había resucitado. Ubicuo, mis queridos progres y blablablá es adjetivo dicho principalmente de Dios, que está presente, al mismo tiempo en todas  partes. En el caso de vuestro amado líder, el Gran Timonel, la ubicuidad es aplicable a la persona que todo lo quiere presenciar y de ahí lo de «me voy, pero no me voy», optando entonces por la resurrección al quinto día. «Una victoria de la democracia», dicen sin despeinarse los del PSIB-PSOE. 

Tal vez tenga que ver eso de “una victoria de la democracia» con aquellas repúblicas democráticas socialistas del siglo XX generadoras de hechos tan despreciables como ver a los VoPos de la  República Democrática Alemana asesinar sin contemplaciones a quienes querían cruzar el Muro de Berlín en busca de la libertad. De ahí, lo emblemático de la Caída del Muro en 1989.

Mis queridos progres ahora entusiasmados del PSIB-PSOE, la victoria de la democracia fue aquel 28-M del año pasado, generando la alternancia en el poder, que sí está en la naturaleza misma de las democracias consolidadas y no crear, muros de intolerancia, por los que apuesta vuestro amado líder. 

«Esto no será un punto y seguido. Será un punto y aparte». Fue la amenaza de vuestro amado líder resucitado. Vosotros, mis queridos progres, podréis llamarlo victoria de la democracia. ¿Qué victoria hay en socavar la división de poderes acabando con la independencia judicial y silenciar a los medios de comunicación críticos con el poder? El Estado de Derecho se basa en el imperio de la ley, por tanto, la verdadera democracia necesita de la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley. De la misma manera que no es gratuito entender a los medios de comunicación como el cuarto poder, puesto que es uno de los pilares de la democracia. Por eso mismo, continúa siendo válida, la frase de Thomas Jefferson: «Prefiero prensa sin Gobierno que Gobierno sin prensa».  Jefferson era plenamente consciente del papel de la prensa: «El mejor instrumento para instruir la mente del hombre y para mejorarle como ser racional, moral y social». La llegada de los apesebrados, hoy tan necesarios para apuntalar el poder sanchista, ha sido un serio mazazo para la credibilidad del papel que le corresponde jugar la prensa libre.

He dado a la radiotelevisión pública 37 años de mi vida laboral, lo que me da derecho a indignarme por lo sucedido días pasados en TVE. Resulta que una podemita del círculo íntimo de Pablo Iglesias, la peruana Laura Arroyo, dijo una sarta de barbaridades, sin que los moderadores de la tertulia, Marc Sala y Silvia Intxaurrondo, tomasen la iniciativa de pararle los pies. Vino a decir la coordinadora de Formación de Unidas Podemos lo siguiente: «Hay muchos hechos concretos que Sánchez podría hacer desde la Presidencia, anunciarlos este lunes y hacerlos de verdad. Empezar por tocar ese poder judicial y en segundo lugar hablar de la intervención directa de medios».

Sala e Intxaurrondo callados como tapias de cementerio, probablemente al estar en el bando correcto, el de «hay periodistas que no queremos estar en el mismo saco de aquellos que están mintiendo», dicho por la Intxaurrondo (500.000 euros de contrato), momentos antes de escupir su bilis la peruana Arroyo. Claro que ellos son los apesebrados del sistema, ajenos a la verdad. 

Mi indignación se debe a que en mis tiempos la independencia informativa era un principio bien presente en nuestro día a día. Era nuestro orgullo y la verdad, duele y mucho comprobar cómo se ha dilapidado ese principio.

Aquí en Baleares esa triste deriva del cuarto poder se ha podido comprobar los últimos ocho años de Pacte de Progrés. Ahora que se avecinan tiempos difíciles, que persiguen para España una república bolivariana, al menos en la España de las Autonomías nosotros como ciudadanos de Baleares vamos a estar -eso espero- bajo el manto protector de un centroderecha que no se va a plegar a las consignas de la extrema izquierda.

Más que nunca está en juego la democracia y en consecuencia la libertad, por mucho que el Gran Timonel, Su Sanchidad, nada más resucitado dijera eso de «han sido cinco días muy gratificantes. La ciudadanía los necesitaba». En Baleares no ha de colar ese discurso autocrático, porque dejaríamos de ser el paraíso en el que nos hemos convertido, una vez recuperada la seguridad jurídica. 

Mis queridos progres, afligidos primero y ahora entusiastas, en absoluto la resurrección de Pedro Sánchez ha sido una victoria de la democracia. Para nada. Su punto y aparte es la preocupante amenaza que nos regresará a los VoPos del siglo XX, en toda regla, aunque no haya sangre de por medio. Y en este contexto, deberíais tener la honorabilidad de reflexionar si Thomas Jefferson tenía razón al decirnos que la prensa es el mejor instrumento para instruir la mente del hombre y para mejorarle como ser racional, moral y social. ¿De verdad creéis que «en el saco de aquellos que están mintiendo» está la prensa libre? ¿No será otro engaño más de la prensa apesebrada?  

Parece ser que existen rumores a propósito de que el Mosad ha comunicado a la UCO de la Guardia Civil el contenido del móvil de Pedro Sánchez. Es una bendición vivir en Baleares en tiempos tan convulsos. Moncloa, queda lejos, al menos de momento. Y que no decaiga, por el bien de todos.