El PP ante una convención histórica

El PP ante una convención histórica

El diputado Mario Garcés, una de las cabezas mejor amuebladas del espectro liberal de centro-derecha, portavoz económico del Partido Popular, lo ha dicho con claridad aragonesa: “Se trata de la gran ocasión para trasladar a los españoles la alternativa real, posible, preparada del PP”.

No debería ser noticia el que asista fulano o mengana, si es que no hay alguien interesado en echar arena en el engranaje. Los españoles que no son de izquierdas y desean el relevo de Sánchez y su Gobierno “frankestein” saben que la única manera de muñir una alternativa democrática posible es apoyar al PP que fue arrastrada abruptamente del poder mediante una moción de censura fake, lo cual no quiere decir que no hubiera corrupción, hábilmente aprovechado por un tipo melifluo y blandengue, llamado Iván Redondo. A esa porción mayoritaria en el centroderecha le importa una higa quién mande en el Partido Popular. Lo que quieren es que lo haga bien y triunfe en el empeño máximo de sustituir a Sánchez a la mayor brevedad posible. Los nominalismos les traen al pairo.

Se olvidan también los que ponen palos en las ruedas que, así como la izquierda ha demostrado que sus mesnadas están seguras con los ERE o sin ellos, el centroderecha liberal, no. Es la porción de la sociedad española más leída, informada y libre; por tanto sus comportamientos andan lejos de ser comportarse a piñón fijo.

Por todo lo anterior, los dirigentes populares ante su aquelarre clave de los primeros días del próximo octubre en Valencia, deben afinar su puntería y dedicarse sólo y exclusivamente a lo que he venido denominando como “cosas de comer”. Si persisten en buscar las cosquillas al joven palentino, que fue elegido democráticamente en un congreso extraordinario, terminarán amasando un pan como unas soberanas hostias.

Solución para la economía; soluciones para mejorar la calidad democrática; medidas para mantener la unidad de España; ausencia de corrupción entre sus filas. Demostrar, en definitiva, que son mejores y más preparados que sus adversarios y enemigos. Porque tienen enfrente a unos y otros.

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