Opinión

La muy ‘progresista’ fiscalidad de Silvia Intxaurrondo

No deja de ser llamativo que Sukun Comunicación SL, la sociedad de la periodista de RTVE Silvia Intxaurrondo y su pareja, Farouk Jhinaoui, con la que actualmente cobra su sueldo de RTVE -537.000 euros en dos años-, haya declarado unas pérdidas de 976 euros en 2023, su primer año de actividad, ya que se creó en agosto del citado ejercicio. Desde ese mes hasta final del 2023 ingresó 78.860 euros. O sea, que le salió a devolver en el Impuesto de Sociedades. Y todo porque Sukun Comunicación se anotó gastos de 75.500 euros por aprovisionamientos, y otros 4.129 euros por otros gastos de explotación. Resultado: los gastos fueron mayores en casi 1.000 euros que los ingresos. A eso se le llama cuadrar las cuentas a capón.

No se trata de esparcir sombras de sospecha -nada más lejos de nuestra intención-, sino de subrayar que Silvia Intxaurrondo, periodista defensora a ultranza del Gobierno de Pedro Sánchez y de una política impositiva que descargue el peso sobre los que más tienen, se haya ido de rositas en el ejercicio de 2023. O sea, que quien va dando lecciones de solidaridad parece haber hecho juegos malabares, desde un punto de vista contable, para no pagar impuestos. Eso es exactamente lo contrario a predicar con el ejemplo, porque cobrar a través de una sociedad no es delito, pero desde luego es una manera de librarse del peso de esa carga fiscal que ella defiende como forma de crear una sociedad más justa y solidaria.

OKDIARIO publicó que el acuerdo de la periodista de cámara del sanchismo y RTVE es de 537.000 euros por dos temporadas como copresentadora y codirectora del programa matinal de RTVE. Silvia Intxaurrondo cobra por programa que presenta, por lo que si falta algún día su sueldo final será más bajo. No es habitual hacer un contrato de dos años a nadie en RTVE, dicen fuentes internas, pero tampoco es habitual que se incluyera una cláusula por la que nadie de RTVE puede recriminarle ni decirle nada por las opiniones que vierta en el programa. También se incluye otra cláusula de confidencialidad por la que su contrato no se puede hacer público hasta 2026. En definitiva, que consejos vendo que para mí no tengo. Esto debe ser un ejemplo de lo que la izquierda define como «fiscalidad progresista».