El menú de Irene Montero en Igualdad: sopa lésbica
Imagínense la situación: diez personas forman un círculo; en medio, otra con los ojos vendados con un pañuelo. De fondo, suena una «música tranquila». Los integrantes del círculo van abrazando, de uno en uno, a la persona situada en el centro. ¿Eran iguales unos abrazos a otros? ¿Qué los diferenciaba? ¿Cómo nos sentimos durante la experiencia? ¿Qué imágenes nos vinieron a la mente? ¿Qué emociones?
Esta es una de las actividades recogidas en un documento del Ministerio de Igualdad de Irene Montero dirigido a profesores y otros docentes para formarles en «diversidad sexual». Se preguntarán ustedes qué tiene que ver la diversidad sexual con el festival de abrazos del jueguecito del círculo. Pues según el Ministerio, esta actividad favorece la expresión de la afectividad y propicia el contacto emocional, permitiendo de este modo analizar los estereotipos de género. Las mamarrachadas del Departamento de Irene Montero están alcanzando cotas surrealistas. A esto se dedica el ministerio con el dinero de todos los españoles.
La cosa no queda ahí: el plato fuerte es la «sopa lésbica». Su fin, como el círculo de los abrazos, es educar a los que educan en la importancia del respeto a la diversidad. Por ello han decidido publicar un manual de más de 150 páginas en el que se proponen actividades de formación. La idea parte de la Subdirección General para la Igualdad de Trato y la no Discriminación, dependiente del Instituto de la Mujer de Beatriz Gimeno.
Nos habíamos quedado en la «sopa lésbica». ¿Qué clase de plato es éste», se preguntará el lector. ¿Se sirve frío o cialiente? Pues bien, la cosa consiste en una sopa de letras tradicional y el ejercicio pasa por encontrar términos como chicazo, bollera, tortillera, camionera, marimacho o sáfica. La idea es identificar las palabras una a una para después analizarlas «evidenciando cuáles y cuántas son despectivas o insultantes».
Sostiene el documento que muchas de ellas como ‘machorra’ o ‘camionera’ se refieren a «la masculinidad femenina identificándola con la orientación sexual, creando así una confusión conceptual donde lo que se penaliza es la disidencia respecto a las normas de género». Se agradece la explicación, pero si a lo que se dedica el Ministerio de Igualdad es a realizar pasatiempos, que los crucigramas, sopas de letras y adivinanzas se los pague Irene Montero.
Con nuestro dinero, no
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