Como además de unos sectarios de tomo y lomo, son una nulidad legislando, resulta que la polémica ley del sólo sí es sí ha provocado que varios condenados por abusos sexuales hayan visto revisadas a la baja sus penas. O sea que, además de beneficiar a golpistas y socialistas corruptos, el Gobierno de Sánchez también juega a favor de abusadores y agresores sexuales. Ahora, la ministra de Hacienda y Función Pública y vicesecretaria general del PSOE, María Jesús Montero, se ha mostrado partidaria de «estudiar las sentencias con detenimiento y estudiar el texto legal» porque a su juicio es evidente que el objeto de esta ley no era que se pudieran rebajar las penas por abuso a menores, sino «todo lo contrario».

Claro, pero como no hicieron caso de las advertencias del Consejo de Estado y del CGPJ, que anunciaron lo que podía pasar -los tribunales han revisado ya cuatro sentencias y han rebajado las penas de prisión a tres condenados por abusos sexuales a menores al considerar que la reforma del Código Penal resulta «más favorable al reo»-,  el Gobierno pliega velas mientras la delegada del Gobierno contra la Violencia de Género, Victoria Rosell -otra que se ha cubierto de gloria-, ha afirmado que «el problema no es la norma», sino la «interpretación voluntarista judicial contra el avance del feminismo» que se está haciendo de ella.

Son más malos gobernando que la carne del pescuezo, una calamidad nunca vista. Y, encima, prepotentes, por no escuchar a quienes saben de leyes. Hacen una norma que es una aberración jurídica desde el punto de vista formal -desde el otro, también- y ahora tienen la caradura de echarle la culpa a los jueces. En un país serio, la ministra de Igualdad, Irene Montero, sería puesta con carácter inmediato en la puñetera calle, pero como en este Gobierno la nulidad y la incompetencia tienen premio, seguirá siendo ministra mientras abusadores y agresores sexuales salen, por su culpa, a la calle.