Iglesias y Montero quieren seguir siendo castuza
Restándole los 5 diputados que acaban de anunciar su paso al Grupo Mixto, a Sumar le van a quedar otros 26 escaños en el Congreso, que están en la línea de los 23 que consiguió Santiago Carrillo para el Partido Comunista de España en 1979, o los 21 que logró Julio Anguita con Izquierda Unida en 1996; y que se corresponden con un porcentaje de poco más del 10% de los votos. A nivel nacional, para saber el respaldo que tiene la extrema izquierda, hay que sumarle otro 4% más para añadir los votos de ERC, Bildu, BNG, etc., pero nos quedaríamos siempre por debajo del 15% de ultras comunistas, cifra que siempre me va a parecer alta, por el carácter genocida y antidemocrático de esa despreciable ideología totalitaria, pero que tenemos que asumir que es contra la que hay que lidiar.
Lo que se salió completamente de esa «normalidad» fue lo que pasó en España en los 7 años que van desde el 15 de mayo de 2011, fecha de la manifestación que dio inicio al movimiento 15-M de ciudadanos indignados por las consecuencias de la crisis económica de 2008; y el 16 de mayo de 2018, que fue el día en que OKDIARIO destapó en exclusiva que la pareja líder de Podemos, Pablo Iglesias e Irene Montero, se habían comprado en Galapagar un casoplón escriturado en más de 600.000 €, con piscina y parcela de 2.000 m2, valorado en más del doble de esa cifra. En aquel período, Podemos y sus segundas marcas -En Comú Podem, Compromís y En Marea- llegaron a conseguir en 2016 un impresionante 21,15% de los votos que se convirtieron en 71 diputados.
A partir de esa exclusiva de OKDIARIO que supuso el punto de inflexión en la trayectoria de la formación de extrema izquierda liderada mesiánicamente por Pablo Iglesias; sus resultados fueron volviendo a la «normalidad», bajando hasta 43 diputados en abril de 2019, descendiendo a 39 en noviembre de ese mismo año, hasta llegar al suelo de los 31 diputados de 2023, que son a su vez la suma de los 26 de Sumar y los 5 de Podemos. En apenas 4 años, el comunismo ha perdido más de la mitad de la representatividad que llegó a tener durante los años en los que Pablo Iglesias logró engañar a tantos pardillos españoles.
Lograron pasar de un 10% de respaldo electoral, que es lo que histórica y sociológicamente corresponde en España a un partido de extrema izquierda de carácter nacional, a superar el 20% antes de comprarse el casoplón, sólo porque engañaron a la gente. Y lo hicieron en un doble sentido. En primer lugar hicieron creer que la formación morada no era comunista, aunque Pablo Iglesias provenía del comunismo más rancio, lo cual no podía negarse, ya que existían infinidad de grabaciones que lo atestiguaban; sino que era un nuevo tipo de movimiento progresista que representaba a “la gente”, un concepto popularizado en las acampadas del 15-M y que venía a ser algo así como el pueblo que se distingue de “la casta” dirigente. Y ese fue el segundo engaño. Iglesias y Montero hicieron creer a sus votantes que ellos nunca iban a dejar de ser como los perroflautas acampados en la Puerta del Sol y que no cambiarían sus pisitos de Vallecas, que no tendrían niñeras, chóferes, ni guardaespaldas.
Y ahora que ya ninguno de los dos puede seguir disfrutando de los privilegios de la casta; ahora que el que llegó a ser vicepresidente del Gobierno tiene que andar pidiendo donativos para su Canal RED de televisión que no ven ni sus familiares, y que la madre de sus hijos ya ha dejado de manejar el milmillonario presupuesto de un ministerio de Igualdad desde el que se ha despreocupado de sus nefastas estadísticas de maltrato a las mujeres, dedicándose sólo a excarcelar a violadores y pederastas, y teniendo que vivir de la indemnización de 24 meses por haber sido ministra; ahora la pareja pretende mantener y alargar sus privilegios convirtiéndose en eurodiputados durante al menos cuatro años más.
El cónsul romano, Cicerón, decía que «de hombres es el engañarse y de locos persistir en el error». Una idea similar, atribuida habitualmente al decimosexto presidente de los Estados Unidos de América, Abraham Lincoln, dice que «puedes engañar a todo el mundo algún tiempo, puedes engañar a algunos todo el tiempo, pero no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo», cita que, aunque quizá no sea literal, parece encajar bien con el contenido de algunos de sus discursos. En cualquier caso, una vez que ya ha quedado claro que el ticket electoral Iglesias–Montero no se diferencia en nada de la castuza que decían que venían a combatir, que su ideología sigue siendo la extrema izquierda antiespañola más rancia, que su ambición de poder es egoísta y personal, que a todos han engañado y que sólo pretenden dinero, posición y poder; si los españoles vuelven a votarles y hacerles eurodiputados, tendremos que concluir que el refranero español es mucho más sabio que Lincoln y que Cicerón juntos, porque entonces lo que sería verdad es que «el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra».