Hila versus Arizona

Hila versus Arizona

Ya forma parte de la historia de la literatura moderna, de la mano del genial Camilo José Cela, injustamente tratado, todo sea dicho, por las autoridades, denostando una figura fundamental de la literatura española que fue merecedor de un premio Nobel y que residió treinta y cinco años en Palma.

Aquí nació e impulsó sus Papeles de Son Armadans, revista fundamental en la divulgación literaria de grandes de las letras de todo el orbe, desde Palma a todo el globo, e incomprensiblemente olvidado por las autoridades culturales, como figura fundamental de la cultura palmesana, balear, española y, con rotundidad, mundial.

El asunto, que de manera desafiante Cela planteó desde su genio inimitable, resultó de la pregunta «¿qué es una novela?». En un ejercicio de narrativa experimental sin precedentes, el genio de Iria Flavia desgranó las peripecias de Wendell Liberpool Espana en el O.K. Corral de Tombstone, Arizona. En un monólogo lleno de violencia, peleas extraordinarias, salvajismo y bestialidad, Cela se merienda doscientas treinta y ocho páginas trepidantes. La novela pasó a la posteridad por un dato extraordinario: está escrita con multitud de comas, pero sólo contiene un punto en todo el texto.

La historia política de las últimas legislaturas en Palma tiene muchas similitudes con esta novela. Como Wendell, el personaje de Cela, Hila nos está ofreciendo el espectáculo político más violento, no exento de salvajismo, de la historia de la ciudad y el Ayuntamiento de Palma. Al igual que la historia de Camilo José Cela, lo de Hila en Palma se trata de un experimento narrativo, una start up de forma de ayuntamiento en permanente gestación de un embrión inaudito. En Ciutat, el populismo más rancio y el nacionalismo más fervoroso se dan la mano con un socialismo servil que ha supuesto el catalizador de destrucción social de la mejor ciudad de España y del octavo ayuntamiento del país.

Y es que hoy Palma, abrumada por los continuos escándalos en su equipo de gobierno de izquierdas comandado por Hila, se parece más a Tombstone que a la deseada «ciudad brillante en el alto de una colina» (Shining City upon a Hill) que vislumbró el reverendo John Withrop a bordo del Arbella, camino de las costas de Nueva Inglaterra, y que inspiraron a toda una nación.

La dimisión de una concejal, arremetiendo contra la «incompetencia» de sus compañeros del equipo de gobierno, sus exabruptos sobre el «nefasto» Plan General de Urbanismo de Palma, gestado por su compañera de Més, la Sra. Truyol. Todo acompañado con imputaciones de los concejales del área de gobierno y la reciente grabación de un concejal de Podemos en Palma, arremetiendo, otra vez, contra la política del Ayuntamiento y contra sus compañeros que son, a su juicio, «putos mentirosos» o «fracasados», o que tiene a la concejal de Urbanismo de Palma «pillada como un Pitbull».

Sin embargo, nuestro alcalde Hila ha dado por «zanjados» siete años de polémicas con la izada de la bandera LGTBI en el Ayuntamiento de Palma, revelando que la destitución de Vivas corta de raíz la «crisis de Cort». Ni una semana después de su apaciguamiento, las grabaciones a un concejal se han encargado de evidenciar que, otra vez, Hila es incapaz de sostener un gobierno de izquierdas que se cae a pedazos, triste metáfora de su gestión palmesana. Obvia Hila que la única manera posible de zanjar definitivamente la crisis en Cort no pasa por cesar a este o aquel concejal, sino por el suyo propio. Palma solo zanjará su crisis cuando Hila cese como alcalde de Palma.

No puede gestionar el octavo ayuntamiento de España quien no es capaz de apaciguar los continuos navajazos y peleas de su propio equipo de gobierno. El alcalde Hila está incapacitado para dirigir la ciudad y, según parece hoy, con la curatela de la propia presidenta Armengol, dirigiendo los designios de la capital balear ante la manifiesta incompetencia de su alcalde.

La metáfora de Cristo versus Arizona nos trae a un hombre, Wendell como José Hila, atrapado inexorablemente por el conflicto, en una ciudad sin ley, presa del desafío y el conflicto permanente, del duelo de pistolas en O.K. Corral de Tombstone. En siete años, Hila ha convertido el sueño de «la mejor ciudad del mundo para vivir» (proclamado por Times en 2015) en O.K. Corral.

Hace mucho tiempo que Hila no gestiona, es evidente que no le preocupan ni los problemas ni el futuro de Palma, ya no le atañen… porque Hila ya no aspira a gobernar, o a decidir, el alcalde y su pacto de izquierdas sólo aspiran ya a permanecer un día más, una semana más, siquiera un mes más… proclamando a los cuatro vientos su sanchismo recalcitrante, ya saben «resistir, no gobernar». Y es que el socialismo, Hila y su experimento de la izquierda en Palma solo aguardan una cosa, como Wendell del Cristo versus Arizona de Cela, un final inexorable como la novela de Don Camilo: un único y rotundo punto final.

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