Al Gobierno le sale el tiro por la culata con el «caso Rubiales»

Al Gobierno le sale el tiro por la culata con el «caso Rubiales»

Tendría guasa que el ex presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) Luis Rubiales se salvara del delito de agresión sexual por la estricta aplicación de la ley del sólo si es sí. Todo un sarcasmo que tiene una explicación jurídica: en el anterior Código Penal, lo ocurrido -el inaceptable beso a Jennifer Hermoso- podría haber constituido un delito de abuso sexual, castigado con penas de uno a tres años, pero ahora, al ser considerado agresión sexual, la ley establece que se entenderá que existe el consentimiento en atención a las circunstancias del caso.

Para entendernos: delitos como el de la agresión sexual tienen como «elemento del tipo» la ausencia de consentimiento que forma parte del tipo penal. Un galimatías que se resume en que la ley dice que «se entenderá que hay consentimiento cuando se haya manifestado libremente mediante actos que, en atención a las circunstancias del caso, expresen de manera clara la voluntad de la persona». Luis Rubiales, tal y como han confirmado los peritos en la prueba de lectura de los labios realizada a petición de la defensa del investigado, sí le pidió el consentimiento a Jennifer Hermoso. Pero el silencio de Jennifer Hermoso, con la nueva ley, podría equivaler al consentimiento, dado el ambiente de euforia y júbilo derivado por la consecución del mundial. Que quede claro: no lo dice OKDIARIO, sino la ley del ‘sólo sí es sí’. En conclusión: que el juez podría desimputar a Luis Rubiales del delito de agresión sexual en virtud de lo anterioramente citado y mantenerle el delito de coacciones.

Sería el colmo que el Gobierno y la izquierda mediática se hayan movilizado para condenar a Rubiales por un delito de agresión sexual y la ley del ‘sólo sí es sí’, de funestos efectos, saliera también en ayuda del ex presidente de la RFEF para ‘borrarle’ el delito de agresión sexual. Es lo que tiene parir bodrios jurídicos como este: miles de agresores sexuales con penas reducidas, cientos en la calle y, por si fuera poco, Luis Rubiales. De aurora boreal.

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