¿Gobierno? Es un circo patético y caro
Ni es progresista, que viene de progreso. Ni es Gobierno, que viene de equipo solidario. Ni busca el bien general, sólo permanecer para abrevar sin pudor sobre el dinero público que esquilma a los más pobres y, de paso, presumir de poder. Definitivamente, el Gobierno Sánchez no representa al día de hoy a una mayoría de españoles.
Los que quieren enterarse y no andan por el mundo con orejeras saben desde hace tiempo que el Gobierno es un carajal interno, un nido de rencillas que chocan a diario por el ego, un gabinete repleto de intereses personales y chulería barata, sin olvidar mentiras, manipulaciones y bulos.
Jamás había ocurrido, desde la restauración democrática, que en directo y en sede de la Presidencia del Gobierno la portavoz del Gobierno y su vicepresidenta segunda se enzarzaran entre risas y chacota a propósito de la tributación en el IRPF con la subida del salario mínimo. Yolanda Díaz, un esperpento político que ha terminado por creerse que es de verdad, lloriqueando porque la otra vicepresidenta, María Jesús Montero, le ha burlado y mantiene la tributación a los más pobres.
¿Esto es un gobierno? Podría ser jurídicamente, pero más propio de un país caribeño, tipo el colombiano de Petro, que el de una nación europea. Sánchez se empeña en mantener una entelequia, temeroso de que si abandona el poder quede a la intemperie para responder ante los tribunales de justicia de sus excesos de poder; excesos de poder por ser caritativos.
Como andan mirándose al ombligo permanentemente, ni siquiera se percata del ridículo diario que protagonizan. No hay Presupuestos Generales, la corrupción les sale por la comisura de los labios (y conocemos una mínima parte de lo que han perpetrado), perdieron las elecciones del 23J, la debilidad parlamentaria es algo descriptible y la economía de «la gente» está muy lejos de ser un cohete. Tengo para mí que, como Sánchez se empeñará en beber la copa de cicuta hasta el final, muy pronto las ratas empezarán a saltar de un barco que hace agua por todas las costuras.
Es una legislatura que nunca debía haber empezado. El Gobierno no tiene posibilidad alguna de subsistencia pese a que sus deudos (RTVE, EFE, subvencionados, etc.) se empeñen en blanquear una situación imposible. Lo de las dos vicepresidentas intentado demostrar quién tiene el moño más poderoso queda para los anales más obscenos de una democracia en la UVI por mor de la locura política de un presidente que se aferra a un clavo ardiendo con las manos abrasadas.
Esto no puede durar. Lo cómico es para un rato.
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