Opinión
RTVE

Giro de estrategia contra ‘El Hormiguero’: TVE tira de bronca(no) para crear una lucha de bandos

La política consigue enfangar el entretenimiento en televisión a costa del juego de 'La Revuelta' contra 'El Hormiguero'

Ni siquiera David Broncano se ha librado del fango. El presentador de La Revuelta se ha dejado enfangar y se ha prestado al juego de RTVE, un vasallo más de la pública sanchista que ha ayudado a que el hueco para el entretenimiento sea cada vez menor en televisión, porque la política lleva tiempo queriendo colarse en espacios cuya naturaleza debería ser, únicamente, el espectáculo. Y en ese nuevo nuevo formato adulterado, el del entretenimiento político, no tiene cabida El Hormiguero de Pablo Motos, porque en La Moncloa también se sintoniza Antena 3 y las críticas a Pedro Sánchez escuecen. En el plató del programa de Motos no pasan la mano por el lomo a otros líderes políticos, pero tampoco se ensalza al presidente del Gobierno como el puto amo.

El que se sorprenda, que espabile. Ya en su día el Ministerio de Igualdad hizo una clara referencia al presentador en un spot sobre la violencia machista. Ocurrió justo después de que Elsa Pataky pasara por El Hormiguero y Motos le preguntara si utiliza para dormir ropa interior sexy o cómoda. La palabra más repetida, cuando toda la maquinaria se puso en marcha, fue «machista» y «baboso». Aunque, si se tiene en cuenta que la actriz madrileña concedió esa entrevista para promocionar una línea de lencería -y esa pregunta era una forma desenfadada de dar pie a darle publicidad a ésta-, quizás la pregunta resulte tan babosa o menos que la de Broncano, cuando interroga a sus invitados con una pregunta en La Resistencia que ha mantenido en La Revuelta: «¿[Cuántas] relaciones sexuales en el último mes?». Una anotación: la masturbación vale 0,5 puntos.

El asunto es que si lo hace uno, es un machista baboso, y si lo hace otro, es un tío joven que lo plantea como una gracia. Que David Broncano cae, en general, bien no se le escapa a nadie, tampoco a quienes se mueven en las altas esferas y entienden de propaganda. Por eso, en la corporación pública han hecho hasta lo imposible para sumar a su equipo a Broncano, de manera imprescindible en el (access) prime time. Esa parte, la de la simpatía, la tiene ganada. Y con su humor siempre puede lanzar una buena pulla al rival y argumentar que se trata de un chiste inofensivo. Así es como en sus programas han sacado a paseo, numerosas veces y con poca inocencia, el espacio de Antena 3.

Pero pareciera que a Broncano le han dado a elegir y se ha decantado por dejar de lado la comedia si hace falta, que no todos los días se firma un contrato con el que uno se puede comprar, de manera inmediata, una casa de 2 millones de euros.

El Broncano ‘showman’

Y, de repente, ahí lo vemos, montando el show porque, según su versión, «se habían cargado» su trabajo y el de sus compañeros. Porque las «presiones» de El Hormiguero a Jorge Martín le habían dejado sin entrevista en el último momento. Broncano, que no hablaba de política en su programa, se ha dejado utilizar como un peón para una batalla que nace de… la política. No hay otra motivación en esta historia. Y con esa posición en el tablero, le ha tocado interpretar, como a otros tantos, el papel de… ¿bulócrata lo llaman ahora?

El equipo de La Revuelta, incluido David Broncano, sabía que no podría hacer la entrevista desde las 12:30 horas. Y no porque nadie trasladara que «pasarían cosas» si esa entrevista se concedía, sino porque es la manera lógica de proceder en el programa de televisión: llegar al acuerdo de que el invitado pasara antes por El Hormiguero que por cualquier otro, porque el formato depende mucho del invitado para funcionar y, si está trillado, no interesa (traducción: el valor de la exclusiva siempre es mayor, obvio). Broncano, que empezó a presentar La Resistencia en 2018, conoce de sobra las reglas del juego, aunque se haga el nuevo. Y si no las conoce, quizás debería estudiarlas.

¿Los tantos que suben al marcador de La Revuelta son reales? El programa de TVE comienza antes que El Hormiguero, de forma que arranca la carrera con metros de ventaja; coincide en un buen tramo, en el que el espacio de Antena 3 acostumbra a dar el acelerón y, si se tiene en cuenta la táctica de La Revuelta de terminar cada vez más tarde, Broncano puede recuperar audiencia, claro, aunque tenga a quienes trabajan en programas que se emiten tras el suyo echando espuma por la boca. Y, aun así, en noviembre va ganando la competición Pablo Motos, aunque habrá que esperar a que salgan los datos al cierre del mes.

Con la necesidad de inyectar nitrógeno, David Broncano asegura que la entrevista no se podrá hacer, a pesar de que ya sabía que se grabaría. Es más, lo subraya: se compromete a pedir los datos a las personas del público que, en teoría, no disfrutarían de la entrevista, para invitarlos a volver en otro momento. Puro show.

La estrategia ha funcionado, porque la batalla entre Broncano y Motos es una cuestión de Estado, prácticamente. Da igual lo mucho que hayan insistido en que sí se dijo que la entrevista con el piloto se pudo grabar, porque realmente se confirmó en Mañaneros (al día siguiente), y si algo se le da bien a La Revuelta es tuitear. Lo hicieron con el speech del humorista en contra de El Hormiguero, pero no con esto.

Aunque la verdadera bomba fue otra: que un informativo de la televisión pública meta en sus primeros cinco minutos un rifirrafe que, de no responder a motivaciones políticas, ocuparía espacio únicamente en la web, como un contenido viral más. ¿Abriría la BBC con algo así? No, ¿verdad? Pues eso.

La crítica de la tertulia en El Hormiguero molesta, como ocurre con quienes se creen intocables. En la mesa reparten para todos pero, si la actualidad del día la ha marcado un nuevo despropósito del Ejecutivo, no se centran en hablar sobre la oveja Dolly. Y más de 2 millones de espectadores (de media) son muchos votos.

Al final, se escuchan argumentos en los que se normaliza lo anormal. Porque no, no es razonable que una televisión que funciona con dinero público -incluido el de los impuestos de Pablo Motos- y que se desvive por el servicio público utilice su altavoz para intentar minar a un trabajador de otro canal.

Pero claro, con Broncano ya en antena, desde la visita de Najwa Nimri, vieron que el panorama en audiencias no iba tan mal y que podían hacer bandera del nombre del programa como una declaración de intenciones: revolver el escenario. Lo que no tuvieron en cuenta es que las hormigas obreras viven entre 3 y 5 años, pero las hormigas reinas llegan a los 20.