Fuera de la realidad

LUNES: UNA IDEA ABSURDA. La restricción de la compra de viviendas en Baleares a extranjeros y, ojo, a españoles no residentes, al parecer no tiene, según observaciones no muy desencaminadas, cabida ni en la Constitución Española ni en la legislación europea. Es decir, no tiene viabilidad legal. Pero, es más, este veto a los no residentes carece de justificación económica. Resumiendo, la intención del Govern de vetar la compra de vivienda no es realista. Supone sólo una cortina de humo por parte de los progresistas que nos gobiernan; es decir, una idea absurda. Algo a lo que nos tienen ya acostumbrados. ¿Van a destinar a partir de ahora a viviendas sociales y precio tasado chalés millonarios, un suponer, como los de Son Vida o cualquier otro lugar donde las casas superen precios superiores a los 200.000 euros? ¿Arruinarán de paso con ello el sector de la construcción, que supone un 30% del PIB? Como el Govern no ha hecho lo que debía para frenar la emergencia habitacional, ni ha dedicado recursos a lo que realmente hacía falta, que es la construcción de viviendas sociales y asequibles, ahora pretende tapar sus carencias poniendo en marcha una cortina de humo para distraernos y esconder su incompetencia.
MARTES: POR IDEAS QUE NO QUEDE. El líder del PP de Palma y candidato al Ayuntamiento, Jaime Martínez, ha tenido una idea que probablemente no verá nunca la luz, y si así fuera no dejaría de ser un desafuero: destinar el edificio de GESA, protegido por la Munar para vengarse de Núñez, a un museo de arte moderno y contemporáneo. Pero vista la idea, vista también la reacción. El alcalde Hila, en relación a la propuesta del PP, inmediatamente ha contrapuesto otra idea que probablemente tampoco verá la luz: «el destino de este edificio ya está pactado con la propiedad» , o sea su integración en el futuro parque de innovación tecnológico previsto en el Nou Llevant, con la participación de la Universidad, el Ayuntamiento y el Consell de Mallorca, además de la iniciativa privada. Visto lo visto y oídas ambas partes, cabe temer que el edificio de GESA permanecerá otros tantos años fuera de servicio y degradándose, como tantos otros en los que las distintas administraciones no los utilizan ni saben qué hacer con ellos. Y hay tantos.
MIÉRCOLES: EXCLUYENTE Y DISUASORIO. Miguel Lázaro, del Sindicato Médico de Baleares, ha dicho: «El requisito del catalán a los médicos de Baleares es excluyente y disuasorio». La verdad es la verdad, lo diga Agamenón o su porquero. Y la verdad, tarde o temprano, desmontará un capricho que ni siquiera beneficia o beneficiará al catalán o, dicho de otro modo, la variante dialectal que aquí usamos.
JUEVES: UN MAL CÁLCULO. La máxima autoridad municipal ha dicho a la oposición que no suprimirá el carril bici de la Plaza de España hasta que no haya un consenso entre todos los grupos. «¿Por dónde irá el carril bici de la Plaza de España?». Teniendo en cuenta que en Palma hay, supuestamente, más de 300.000 peatones que sufren las consecuencias de estos vehículos (bicicletas y patinetes) circulando por donde les da la gana, mayormente sobre aceras, el alcalde ha decidido dar preferencia a unos 12.000 ciudadanos, que son los que usan estos vehículos. Mal cálculo habrá hecho si a Hila lo votan a favor unos y en contra los otros. Es decir, todos los demás que van a pie.
VIERNES: EL MILAGRO DE LA BICICLETA. Milagros, haberlos, hailos, pero por lo que respecta a las bicicletas es, según fuentes vaticanas, la primera vez que se han dado. Pero hagamos caso al regidor Dalmau: la nueva Bicipalma ha triplicado sus usuarios en algo más de un mes, lo que se trata de unas cifras récord. O sea, el número de usuarios de la nueva Bicipalma se ha triplicado sin que ni siquiera estén operativas la totalidad de las estaciones previstas ni el número de bicicletas. En concreto, los inscritos en el nuevo servicio han alcanzado la cifra de 6.340 personas, lo que supone un incremento del 201%. Digamos pues ahora: santa bicicleta, ora pro nobis.
SÁBADO: OBRAS. Las obras de reurbanización del Paseo Marítimo y la falta de aparcamientos van a arruinar a restaurantes y comercios. Desaparecen terrazas, cierran comercios y así estarán una parte de ellos durante dos años. Y ahora van a aplicar la misma receta a la Plaza de España, cuyas obras tienen una duración prevista de 18 meses, aunque para no asustar a la ciudad, y más aún a los comerciantes, han declarado que sólo durarán un año. Como decimos en mallorquín, en haver acabat contarem. Y seguro que todo acabará peor de lo previsto.