Falsario, fascista, homófobo… gentuza
Estigmatizar a alguien por su orientación sexual es propio de fascistas. Pero hacerlo a sabiendas de que es mentira es doblemente fascista y triplemente malévolo. Así actúa Juan Carlos Monedero, un personaje cuyas actuaciones personales y políticas lo retratan. A sus acusaciones falsas contra Albert Rivera, del que sugirió que es cocainómano, suma una nueva injuria: “Felipe VI es cuando menos bisexual” y Eva Sannum fue una tapadera para ocultarlo. Nada de malo ni de reprobable tiene que un ciudadano tenga una u otra inclinación sexual. No es el caso de nuestro Rey, cuya orientación en este terreno es incontrovertible.
De las palabras del también sinvergüenza fiscal Monedero se deduce, además, que ser homosexual o bisexual es malo y, por añadidura, que la corrección política y moral pasa única y exclusivamente por la heterosexualidad. A ver cómo reaccionan todos aquéllos que, con razón, ponen el grito en el cielo cada vez que el obispo Reig Pla suelta una de las suyas contra quienes tan libre como naturalmente aman a personas de su mismo sexo.
Al más puro estilo de los peores regímenes de nuestro tiempo (léase Irán, Venezuela o, yéndonos más atrás en el tiempo, el estalinismo o el nazismo), Monedero emplea la calumnia, la injuria y la difamación para matar civilmente al que no piensa como él. Es el modus operandi de los apóstoles del pensamiento único.
La gran pregunta es qué ocurrirá si un día Monedero y su banda conquistan el poder. Han dado tantas y tantas muestras de cuál es su talante que no hace falta imaginar cómo acabaríamos en esta España que ellos quieren devolver al 36. A pesar de que algunos puedan concluir que publicar este documento es dar un cuarto al pregonero, OKDIARIO ha decidido darlo a conocer para que nuestros lectores tengan presente la catadura moral y la calaña de una formación política que en cualquier momento puede gobernar una nación que hace 40 años enterró la Guerra Civil y sus rescoldos. El asesor de Chávez y sus cuates quieren hacer saltar por los aires ese Pacto de la Transición que nos ha permitido vivir los mejores momentos de 500 años de proyecto común, disfrutar de más libertad que nunca antes jamás y del periodo más longevo de paz.
Felipe VI, que va camino de convertirse en el mejor rey de nuestra historia, es una de las grandes piezas a batir por esta ralea a la que le gustaría instaurar en España una república (algo legítimo) pero no homologable a las europeas o la estadounidense sino al más puro estilo castrista o bolivariano (sistemas absolutamente reprobables). No lo conseguirán, entre otras razones, porque la nuestra ha demostrado hasta la saciedad que es una nación centrada y moderada. La virtud está en el centro, no en los monederos, los pablos y los echeniques.
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