Tecno Sapiens

Esto no salió como esperaba

Esto no salió como esperaba
Esto no salió como esperaba

Con esta frase, el poco carismático Mark Zuckerberg mandó de un plumazo a la calle a 11.000 empleados de Meta (el 13% de su plantilla), y anunció más despidos en los próximos días. Esto ha hecho que el precio de sus acciones (que ya venían cayendo en picado desde principio de año) haya caído un 70%, creando mucha inquietud en los mercados de valores.

Y si a esto le sumamos los muy comentados despidos de Elon Musk en Twitter, pues todo ello provoca que las personas de a pie comiencen a sospechar que este par de personajes están pronosticando una catástrofe internacional. Sin embargo, aunque comencemos a especular con una crisis económica sin precedentes, debemos respirar con calma y recordar a Nietzsche cuando, hace muchos años, habló del concepto del «eterno retorno», según el cual afirmaba que «… en el mundo se repiten los acontecimientos, sin que estos lleguen necesariamente a ser cíclicos…».

¿Y qué tiene que ver esto con Meta? Todo. Analicemos esta situación desde una perspectiva histórica.

1961. Marvin Minsky -uno de los padres de la Inteligencia artificial- publicó un artículo científico en el que afirmaba que en los años 70 el mundo estaría «… muy posiblemente dominado, por máquinas inteligentes… «. Esta afirmación, que era apoyada por un grupo de científicos reconocidos de la época, creo un cierto pánico. Fruto de estas aseveraciones son películas como Terminator o Bladde runner.

El caso es que la naciente Inteligencia Artificial no superó para nada las expectativas propuestas, y tanto fue el pinchazo que durante la década de los 70 se vivió el primer Invierno de dicha tecnología. Muchos inversores (incluidos los gobiernos americano y japonés) perdieron millones de dólares en esta apuesta.

1978. Otro caso muy sonado es el Steve Jobs con el proyecto LISA. Jobs quiso crear un ordenador de uso personal, y para ello consiguió grandes inversores como la compañía Xerox, que además puso a las órdenes de Jobs un equipo de trabajo para avanzar en la idea.

El proyecto tuvo muchos inconvenientes; uno de ellos fue que el tiránico Jobs despedía a quien no pensará como él; o simplemente las personas dimitían días después de comenzar su trabajo. Esto hizo que la tecnología no sólo se retrasara casi cinco años, sino que requiriera una inversión más alta de la inicialmente propuesta. Evidentemente los inversores comenzaron a presionar, y el resultado fue que Jobs fue despedido de su propia compañía, y que el proyecto LISA (nombre de su hija) fuera terminado por Apple, sin él a la cabeza.

Y justamente esta misma situación (aunque con otras causas) le está sucediendo a Zuckerberg, quien tras querer ser el primero en «marcar» el territorio del Metaverso hace un año, no ha conseguido cumplir las altas «expectativas» tecnológicas de Meta, que además ha entrado en pérdidas.

Y aquí nos encontramos nuevamente con los inversores, que comienzan a presionar al asumir que la tecnología actual aún no ha podido integrarse con el Metaverso. Por supuesto que veremos el Metaverso. ¿Cuándo? No lo sabemos.

Y mientras esto sucede, no podemos creer en agoreros que profetizan la llegada del apocalipsis, no. Debemos ser más críticos y entender que en la historia de la humanidad siempre se repiten las mismas situaciones, aunque las causas y los personajes sean diferentes.

Y a pesar de que hayamos avanzado muchísimo a nivel tecnológico, los humanos (incluidos Musk, Zuckerberg y los inversores) no podemos escapar de «la causalidad» de la ciencia y la tecnología, lo que significa que no basta con tener una buena idea, una gran infraestructura o todos los recursos para desarrollar un proyecto, sino que existen factores que no se pueden predecir en los proyectos, y que terminan por impedir (aunque solo sea por un tiempo) su objetivo.

Lo último en Opinión

Últimas noticias