Opinión

¿Dónde están las medidas de refuerzo de Sumar contra el acoso sexual?

Después de la denuncia por agresión sexual que acabó con la renuncia de Íñigo Errejón como portavoz de Sumar, la formación liderada por Yolanda Díaz reconoció con la boca pequeña fallos en los mecanismos de detección de este tipo de conductas y anunció una serie de medidas, entre ellas la apertura de un canal de «acompañamiento» para «apoyar» a las mujeres  en «las decisiones que consideren necesarias», también judicialmente, o establecer un curso sobre feminismos «obligatorio» para todos los cargos de la organización.

Ernest Urtasun, ministro de Cultura, fue más allá:  «Queremos disculparnos ante todas las personas que han visto su confianza quebrada en Sumar y decirles que estamos trabajando para rehacer esa confianza» y se comprometió a crear nuevos protocolos de prevención y detección de este tipo de casos. En suma, que Sumar parecía que iba a ser mucho más contundente, pero han pasado los meses y lo cierto es que no ha habido ningún anuncio que permita atisbar que la formación de Yolanda Díaz esté dispuesta a pasar de las palabras a los hechos. Es más, si en el ideario político de Sumar había antes referencias concretas a la lucha contra el acoso sexual, ahora han desaparecido por completo.

O sea, que si Sumar se conjuró para recuperar la confianza perdida entre sus votantes como consecuencia del caso Errejón y ser mucho más contundentes, la realidad es que la nueva hoja de ruta del partido dedica un apartado al feminismo, aunque en él no se abordan líneas estratégicas ni medidas específicas contra el acoso sexual, un aspecto relevante tras el escándalo del caso Errejón que puso en jaque al partido de Díaz. «Uno de los asuntos sobre los que hay poner el foco son las violencias machistas y la estructuralidad de las mismas. Al mismo tiempo que estas ocupan un papel destacado –y aún hoy en muchas ocasiones sensacionalista y amarillista– en la agenda mediática, el debate político en torno a cómo prevenirlas y afrontarlas ha decrecido», reza el documento, que no menciona en ningún punto la palabra «acoso sexual». O sea, nada de nada.