Las cartas boca arriba

Las cartas boca arriba

Entre los efectos positivos de la investidura fallida de Feijóo, por mal que le siente al oscuro mundo del sanchismo mediático y político, está el hecho de que todos, también ellos, por fin se han retratado. Todas las fuerzas políticas, sin excepción, han expresado su posición sobre la amnistía. Constará para siempre en el Libro de sesiones.

1. LOS CONDICIONAMIENTOS del PP y del PSOE no son, ni mucho menos, del mismo nivel o naturaleza ni reclaman la misma actitud política y moral. Es cierto que el PP viene condicionado por la derecha más radical. Como dije en OKDIARIO, Vox es el gran culpable. El PP difícilmente llegará a presidir el gobierno de España si los patriotas de Vox (¿) no pierden el apoyo electoral del que todavía disfrutan. Su momento de gloria ya ha pasado. Están abocados, en consecuencia, a la extinción.

El PSOE está condicionado por el nacionalismo separatista en su conjunto. No sólo por el catalán. Pero, sobre todo, depende del propio Pedro Sánchez, que para conservar la Moncloa habrá de pagar un altísimo precio y con carácter previo a su investidura. Circunstancia que, felizmente, no concurre en Feijóo, que no ha querido pagarlo. Por si fuera poco lo anterior, el PSOE también viene condicionado por la izquierda más radical, se llame como se llame.

2. AL VALORAR TALES CONDICIONAMIENTOS conviene ser rigurosos y no confundir a la gente. El criterio o la vara de medir ha de ser la Constitución y el sistema democrático instaurado por ella. No se puede, en consecuencia, vivir todavía en el pasado y pretender, en una democracia, utilizarlo para dividir y enfrentar a la gente, pensando en el beneficio propio. Es exigible un grado muy superior de responsabilidad. Es exigible e imprescindible regenerar el sistema. Lo prometió Sánchez, pero todo ha quedado en agua de borrajas.

3. EL MAPA ELECTORAL «quedó congelado entre 1931 y 1939. Desde entonces, España es un fósil. Un fósil político que fosiliza todo lo que toca. No es fácil dar con una patología nacional comparable a la nuestra en las sociedades europeas. Un siglo ha transcurrido. Y las retóricas de quienes viven a costa del voto ciudadano siguen siendo idénticas. Idénticas las metáforas, los ademanes y hasta los insultos. En un país hipermoderno en todas sus otras facetas –culturales, económicas, sociales…–, los llamamientos guerracivilistas del iletrado combo que oficia en el Estado (y cuya hipérbole fue el ignoto portavoz socialista de ayer) deberían darnos risa, si es que no repugnancia. Pero no: las sucesivamente inútiles elecciones no revelan el menor hartazgo del votante. Como si en la repetición –una repetición ya de cien años– hallase el desvalido elector un espejo para que el gozo de ser siempre el mismo lo tocara con su gracia. Pero ser siempre igual es estar muerto. Sería bueno no olvidarlo» (Gabriel Albiac). Vamos, como el perro del hortelano.

4. ACEPTAR LAS EXIGENCIAS DEL NACIONALISMO CATALÁN -después vendrán las del vasco y otros posibles-, esto es, conceder la amnistía: «Supone una clara desclasificación del vigente régimen democrático español. Admitir la convocatoria de un referéndum secesionista vulnera el actual marco jurídico del Estado» (Germà Ventayol). ¿Acaso no existe límite alguno para conseguir el poder? ¿Acaso, al respecto, todo vale? ¿Acaso quienes han apoyado a Sánchez lo consideran progresista? Dicho en román paladino: el interés individual de Sánchez prevalece al interés colectivo. Y, esto les parece bien, democrático, progresista, constitucional y ético. ¡El mundo al revés!

5. TODOS LOS ESPAÑOLES DEBERIAMOS ACEPTAR esas exigencias nacionalistas. Modifíquese la Constitución actual. Escuchemos al pueblo soberano de modo directo y sin intermediarios. «Esto sería hacer bien las cosas, el resto es puro trilerismo» (Germà Ventayol). Me temo que es lo que pasará. Las instituciones, sobre todo el TC, no son, presuntamente, en la España sanchista órganos independientes.

6. «CON LA ACTUAL LEY ELECTORAL, no nos engañemos, la necrosis de nuestro Parlamento y con ella la de todo el sistema institucional, es irreversible. Asistimos al tedioso espectáculo de un parlamento de comedia única: Las dos Españas. Anacronismo irrisorio en el que el ciudadano sigue votando contra aquellos que mataron a su abuelito o bien contra aquellos que mataron a los que mataron a su abuelito. Muy conmovedor. Muy suicida» (Gabriel Albiac). Lo suscribo en su integridad.

7. LA CRISIS NACIONAL es el verdadero problema. Problema de primera magnitud. No estriba, en contra de los medios de la izquierda pesebrera al unísono y de algunos de la propia derecha, en la relación entre Vox y el PP. Allá ellos si no se entienden. No gobernarán. El problema, que intenta ocultar la izquierda, es ella misma, personificada en Sánchez. Para gobernar ha de traicionar, presuntamente, a España.

8. TRAS EL DEBATE emergió la figura de un verdadero líder, Feijóo. Tuvo el coraje de abandonar la vieja táctica pepera de hacer y comportarse como quería la izquierda. Ahora, por fin, no fue así. Frente a todas las fuerzas sanchistas y cómplices de su futuro gobierno, Feijóo dio la cara en el Congreso e hizo suya la voluntad resuelta de parar el golpe a la democracia y al régimen constitucional en vigor. ¡Éxito clamoroso! Sánchez se escondió, temió debatir y todo lo dejó en manos del insultador oficial y de la propaganda posterior. ¡Vergüenza ajena!

9. EL REFRENDO DE LAS MASAS es evidente. Feijóo vapuleó a Sánchez en el cara a cara televisivo, previo al 23-J, lo logró también en la noche electoral: el líder más votado con diferencia, volvió a ratificarlo en las calles de Madrid dos días antes de su fallida investidura en una grandiosa manifestación contra la amnistía. Rematará la faena con la asistencia anunciada a la manifestación en Barcelona. Será aclamado. No lo duden. La calle ya no es patrimonio de la izquierda.

10. SIGUE EL DÍA A DÍA EN EL LIDERAZGO ACTIVO. Feijóo ha dejado claro que Sánchez no hará, como ha dicho para engañar una vez más, un gobierno de convivencia -sigue con lo que mejor sabe hacer: mentir y enfrentar- sino de conveniencia. Lo de Sánchez no es oportunidad, sino oportunismo. Y, sobre todo, ha subrayado que Sánchez no habla claro, no nos dice a los españoles lo que quiere hacer y está negociando. Siempre aparecen las tramas y los trucos. Lo que ahora tanto se habla, referéndum, «no está encima de la mesa». Una trampa más, un cebo para ingenuos: dirá que les da la amnistía a cambio de renunciar al referéndum.

No hay mucho más. El PSOE ha mutado al populismo y al nacionalismo, a quien protege a cambio de la investidura. Concederá la amnistía. No lo duden. Siempre tiene a un Conde Pumpido, dispuesto, presuntamente, a mancharse la toga con el polvo del camino. La oportunidad se perdió en su momento: el 23-J.

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