¿Y la dimisión pa’ cuando?

¿Y la dimisión pa’ cuando?
Por increíble que parezca, Isabel Celaá aún no ha dimitido. La ministra de Educación y portavoz gubernamental tiende con preocupante asiduidad al ocultismo fiscal con su patrimonio sin dar ninguna explicación ni asumir la más mínima responsabilidad a pesar de su condición de alto cargo público. Mientras, eso sí, se atreve a decirle a los periodistas cómo deben realizar su trabajo. Es normal que esté preocupada y nerviosa a causa de las preguntas que tiene que responder. Sobre todo, cuando OKDIARIO descubre que ocultó otra casa de dos millones de euros en su declaración oficial. ¿Éste es el Gobierno de la “transparencia”? ¿El Ejecutivo de la “ejemplaridad”? Mientras Celaá juega a censora y La Moncloa llama “venenosos” a los pocos medios que se atreven a informar con libertad, el paradigma brilla por su ausencia en el equipo de Pedro Sánchez.
Tanta lección moral, tanto juicio de valor, tanta abundancia en el uso de los adjetivos para catalogar a la prensa crítica y, sin embargo, resulta que no sólo tienen un presidente con tesis fake, dos ministros dimitidos y una reprobada, sino que, además, el caso Celaá está en plena fase de gravedad creciente. A la mansión de 4.500 metros de finca y 700 metros cuadrados de vivienda en una de las mejores zonas residenciales de Bilbao al increíble precio de 195.000 euros —cuando en realidad vale más de un millón— ahora se le suma la vivienda de Casa Tangora, dos pisos de lujo de 310 metros cuadrados que están unidos dentro del lujoso palacete en el barrio ultra VIP de Neguri, ubicado en Guecho (Vizcaya).
Allí, algunos inmuebles llegan a los cinco millones de euros. Otra prueba más de que Celaá es a la élite lo que Pablo Iglesias —el auténtico— al PSOE. De toda la vida. Una pertenencia que, desde luego, no es en sí criticable. Otra cosa es ocultarlo y desempeñar un cargo público en el Gobierno de España. Igual que jugar a ejemplar y, encima, denigrar y censurar a los profesionales que tratan de poner negro sobre blanco la realidad que hay detrás de la mentira constante en la que vive instalada gran parte del Ejecutivo socialista. Ciudadanos y Partido Popular deben organizar una comisión de investigación y, desde luego, hacerle a Pedro Sánchez la única pregunta posible tras esta nueva entrega del caso Celaá: ¿y la dimisión pa’ cuando?

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