De traficante a estraperlista

De traficante a estraperlista

“Insistiré una y mil veces más en que el horóscopo de Hitler no es un horóscopo de guerra”. El astrólogo del Sunday Express, días antes de la invasión alemana de Polonia. Del mismo modo que la profecía de aquel borracho inauguró la Segunda Guerra Mundial, otra estafa, melliza aunque contemporánea, animó las encuestas a pie de urna el 26J, exhibiendo su habitual e indecente sentido del rigor. Al adentrarnos en un verano de pactos entre traficantes de aspiraciones, cargados de dudas como dunas traslaticias y promesas de piratas, he de prevenir a la peña de que no se trague nada de lo que oiga hasta ver que los abusadores, ¡por fin!, logran entenderse y deciden volver a navegar, abandonando tras su estela ese traumático desacuerdo que los absorbe y que tiene al país en dique seco.

El lote de inadaptados en lo económico y en lo psiquiátrico que hoy festejan la cornada que acabó con un matador de toros, es lo que algunos urden enrolar en su odisea presidencial. A ciertos huevones, España se la trae flácida con tal de que ellos sean nombrados popes de la nación. Algunos, como decía, que pretenden ser un Borbón de invernadero. El ganso más guapo de Hollywood, que la vanidad es arena movediza (George Sand). La sabiduría de los barones del PSOE ha de estar en el chasis o repanchingada en una hamaca. ¿Cómo explicar que no pongan firme a Pedro Sánchez, que lució su doble fracaso en la fuga a Almería? Dicho timonel no vale para gobernar una nave. De poder tripular alguna embarcación, sería una góndola. ¡Menuda flota, la góndola del cisne socialista, los balseros podemitas de Iglesias y los remolcadores comunistas de Garzón! ¡Con Armada tan ridícula vigilando nuestras costas nos invadirán las pateras y los que en ellas se juegan la vida a la búsqueda de los zocos de Ada Colau!

Alguien tendría que aclararle al ególatra de Sánchez que la egalité no es sinónimo de liberté y menos aún de fraternité, como tampoco es lo mismo ser traficante de aspiraciones nobles que estraperlista de sandeces alucinógenas. Alfonso Guerra, único barón en decantarse por la lucidez sin caer en el vicio de la hamaca, le ha insinuado a Sánchez que debería ajustarse las meninges para no contradecirse, pues: “no se puede vetar a Rajoy y defender que no habrá terceras elecciones”. Desconozco si el circuito neuronal que rige la mente del narcisista Pedro está capacitado para procesar los sabios consejos de Guerra. Naturalmente, cuando queremos saber cómo se hacen bien las cosas, buscamos la opinión de los expertos, aunque yo soy de la opinión de que Sánchez desprecia cuanto puedan decirle los demás. El sentimiento exagerado de sí mismo, no se lo permite. Desde el 20D de 2015 cree ser el mejor presidente español de la historia.

Y considerándose presidente in péctore y eludiendo decir que le ha dado una insolación de aúpa, porque su nombramiento no ha sido reconocido públicamente todavía, no cejará en hacer lo que sea y en aliarse con quien fuese hasta que se esfumen sus vanas pretensiones. Sí él se ríe de todos, uno también se puede reír de él.

P.S.

Para acabar con el juego de barcos. Rajoy capitaneará un destructor y Rivera un velero de tres mástiles.

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