Un combate perdido de antemano

Un combate perdido de antemano
El ministro José Manuel García Margallo y el presidente Mariano Rajoy (Foto: Getty)

Después de acertar en los dos últimos años en la estrategia para hacer frente al independentismo, el Gobierno de Rajoy en general y el Partido Popular en particular han caído en la más innecesaria de las improvisaciones en el peor momento posible: a cuatro días de una cita con las urnas que puede poner en su sitio a quienes pretenden, en definitiva, dar un Golpe de Estado.

Mariano Rajoy está explicando con notable éxito las dramáticas consecuencias económicas que tendría para Cataluña la secesión, una tan loable como efectiva iniciativa que desgraciadamente llega con décadas de retraso.

El respaldo del presidente de EEUU, Barack Obama, de la canciller alemana Angela Merkel y del primer ministro británico, David Cameron, han desmontado la fantasía nacionalista de que una Cataluña independiente mantendrá todos los privilegios de su actual posición dentro de la Unión Europea, todo un éxito de la diplomacia española.

Pero el Gobierno del Partido Popular cometió ayer la peor de las torpezas al enviar a su ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, a un debate en el que el líder de ERC Oriol Junqueras le trató de igual a igual, como al representante de un Gobierno extranjero.

De nada sirvieron los esfuerzos de Margallo por hacer pedagogía y advertir a los catalanes sobre un paso que tiene difícil marcha atrás. Había perdido el combate desde el minuto cero consagrando una bilateralidad que, dicho sea de paso, no existe ni existirá nunca.

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