Rein y Vignotto: «Las proteínas alternativas, sustitutos sostenibles de la carne, están en auge»

Slawa Rein, especialista en sostenibilidad, y Edoardo Vignotto, especialista en Stewardship, de J. Safra Sarasin Sustainable AM

La ganadería, el mayor emisor de GEI dentro del sistema alimentario, es responsable del 15% de las emisiones mundiales, casi lo mismo que el sector del transporte

La Unión Europea es autosuficiente en productos agrícolas, pero no en la producción de proteínas

  • Antonio Quilis Sanz
  • Periodista especializado en información medioambiental desde hace más de 20 años y ahora responsable de OKGREEN en OKDIARIO. Antiguo director de El Mundo Ecológico y colaborador en temas de medioambiente, ecología y sostenibilidad en Cadena Ser.

La carne, el pescado y los productos lácteos han sido durante mucho tiempo una importante fuente de proteínas en la dieta humana. En la agricultura moderna, su producción depende en gran medida de la pesca y la ganadería intensivas, con importantes consecuencias para el medioambiente.

Una manera de encontrar formas más sostenibles de satisfacer la creciente necesidad de proteínas en consonancia con el aumento de la población mundial es reducir el consumo de las proteínas de origen animal, incrementando la variedad de productos proteicos que tenemos disponibles.

Una consecuencia negativa de los productos de origen animal es el aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). La ganadería, el mayor emisor de GEI dentro del sistema alimentario, es responsable del 15% de las emisiones mundiales, casi lo mismo que el sector del transporte.

Impacto y recursos naturales

Los lácteos y la carne roja, en particular la de vacuno, destacan por su excesivo impacto en el medioambiente. De hecho, mientras que la producción de 100 gramos de proteína de ganado vacuno está asociada a casi 50 kilogramos de emisiones, el mismo contenido proteínico puede obtenerse con menos de medio kilogramo de emisiones en el caso de los guisantes y los frutos secos.

Además de generar emisiones, la producción de alimentos de origen animal supone una fuerte demanda de recursos naturales. Contribuye de forma significativa a la deforestación, la pérdida de hábitat de la fauna y la extinción de especies, así como al agotamiento y la contaminación del agua dulce.

Los alimentos de origen animal consumen más recursos que los de origen vegetal

Con una población mundial que alcanzará los 10.000 millones en 2050, la producción de proteínas tendrá un impacto aún mayor en el medioambiente si no se diversifica.

Las proteínas alternativas incluyen fuentes vegetales como las proteaginosas y sus ingredientes, la carne cultivada, la biomasa de micoproteínas, hongos y levaduras, así como las proteínas fermentadas.

Insectos y carne cultivada

Algunas proteínas siguen luchando por encontrar aceptación entre los consumidores, como es el caso de los insectos comestibles, que se utilizan como alimento para el ganado. Otras, como la carne cultivada, se enfrentan a retos tecnológicos, costes elevados y problemas de escalabilidad.

Sin embargo, ya existen en el mercado productos de origen vegetal, como cereales, alubias, frutos secos y semillas, que son apreciados tanto por los consumidores omnívoros como por los vegetarianos o veganos.

Aunque es posible que estos productos no contengan todos los aminoácidos esenciales que necesita el cuerpo humano, los estudios demuestran que este problema es exagerado y que se puede obtener una dieta adecuada con proteínas de origen vegetal.

Mercado en expansión

Además, algunos productos de origen vegetal, como los sustitutos de la carne, pueden estar muy procesados, con posibles efectos negativos para la salud. Por este motivo, algunos consumidores prefieren limitar el consumo de este tipo de productos y optar por fuentes de proteínas vegetales no procesadas.

El mercado de proteínas alternativas aún está en sus inicios, ascendiendo a 10/15 mil millones de dólares en 2023, y se espera que se expanda rápidamente en casi un 9 % hasta 2029.

El apoyo regulatorio puede desempeñar un papel en el fomento de la adopción generalizada de proteínas diversificadas. La Unión Europea está a la cabeza, ya que es autosuficiente en productos agrícolas, pero no en la producción de proteínas, lo que favorecería la seguridad alimentaria y reduciría los precios de los alimentos en los 27 Estados miembros.

Eficiencia y circularidad

La UE pretende cerrar la brecha fomentando la producción nacional de cultivos ricos en proteínas, diversificando las fuentes de proteínas disponibles para alimentos y piensos, y promoviendo una mayor eficiencia y circularidad en la forma en que se producen y consumen los alimentos.

Para las empresas que están realizando la transición a ingredientes y productos proteicos de menor impacto, la diversificación de las proteínas está vinculada a la atracción de nuevos clientes, especialmente consumidores jóvenes, menores costes de los ingredientes y un punto de diferenciación frente a los competidores.

Hamburguesa de soja exitosa

Por ejemplo, durante una fase de prueba, los locales de Burger King que vendían la Impossible Whopper, una hamburguesa a base de soja, vieron cómo el tráfico peatonal se disparaba un 18,5%, mientras que el tráfico en los locales de EE.UU. que no contaban con esta opción disminuía un 1,75%.

La gestión activa y la cooperación en cuestiones ESG también son herramientas útiles para integrar eficazmente la sostenibilidad en las carteras de inversión.

A medida que evolucionan las prácticas agrícolas, las proteínas alternativas ofrecen a los inversores la oportunidad de configurar un futuro sistema alimentario seguro, sostenible y acorde con los objetivos mundiales de desarrollo.