Naturaleza
Especies invasoras

Es de las peores plantas invasoras en los ríos españoles, pero un estudio afirma que puede beneficiar a los peces

  • Sofía Narváez
  • Periodista multimedia graduada en la Universidad Francisco de Vitoria, con un Máster en Multiplataforma por la Universidad Loyola. Editora en Lisa News con experiencia en CNN y ABC.

Las especies invasoras llegan a un lugar, cambian lo que encuentran y se instalan. Aunque eso implique arrinconar a las especies autóctonas que llevaban allí desde el principio.

Si bien esa es la regla general, un estudio reciente muestra que una planta invasora muy extendida en España tiene, curiosamente, efectos positivos en algunos peces. Y ese hallazgo ayuda a entender su presencia en los ríos desde dos ángulos.

La planta invasora que altera los ríos españoles pero también ayuda a los peces

Esta planta es la Arundo donax, la caña gigante, y su mala fama no viene por casualidad. Esta especie asiática lleva años expandiéndose por las riberas ibéricas a un ritmo muy precipitado. Crece rápido, desplaza a la vegetación nativa y altera la estructura del cauce. La imagen habitual es la de un problema que complica cualquier intento de recuperación ambiental.

Sin embargo, el trabajo titulado Effects of the invasive riparian plant Arundo donax on riverine fish: a call for action?, y liderado por Alberto Maceda-Veiga, aporta otro punto de vista mucho más optimista.

Su equipo revisó más de 500 puntos de muestreo en 14 ríos y arroyos del noreste peninsular con el objetivo de ver qué ocurre con los peces cuando esta especie aparece y comprobar si las respuestas dependen del tipo de río.

Los resultados encajan con lo que se sabía sobre la planta. La caña invade sobre todo zonas bajas, someras y de corriente lenta. Lo inesperado surge al observar a los peces que viven allí. En los tramos con Arundo donax, 11 de las 12 especies analizadas mostraron mejor condición corporal.

Según los investigadores, la planta aporta sombra y microrefugios que se vuelven valiosos en ríos mediterráneos donde la vegetación ribereña original está muy degradada.

Además, en esos mismos tramos aparece una ligera pero constante mayor riqueza de peces nativos. No es un salto enorme, pero sí un patrón que se repite. La explicación más probable es ese efecto de abrigo, junto con la retención de agua en zonas donde las sequías veraniegas aprietan.

Otro aspecto que revela cómo actúa esta planta invasora

No obstante, el estudio también analiza otro aspecto, no tan favorable. La presencia de la caña reduce la diversidad funcional del conjunto de peces. Los investigadores señalan que el ecosistema pierde variedad en los «roles» ecológicos que desempeña cada especie. Esto ocurre porque las especies más especializadas desaparecen o se desplazan cuando el cañaveral modifica la estructura del hábitat.

Según los investigadores, todo depende del contexto. En ríos medianos, con cauces bien conservados, la planta puede ofrecer refugio temporal. En tramos muy canalizados o con fuerte presión humana, el efecto cambia.

Y cuando la calidad del agua empeora por exceso de nutrientes o conductividad alta, la planta tampoco sirve de escudo. Los autores insisten en que estos resultados no justifican conservar Arundo donax, sino entender mejor lo que pasa en cada tramo antes de intervenir.

Los investigadores apuntan que la restauración fluvial necesita medidas ajustadas a cada río. En algunos tramos, eliminar la planta puede ayudar a recuperar la dinámica natural. En otros, retirar el único refugio disponible para los peces puede empeorar la situación.