Un fenómeno nunca visto: estas especies de aves emiten la misma señal vocal cuando perciben una amenaza


Investigadores de la Universidad de Cornell y la Estación Biológica de Doñana han documentado un fenómeno sorprendente: distintas especies de aves emiten un mismo tipo de señal vocal para advertir sobre la presencia de parásitos de cría, como los cucos. Este hallazgo, publicado recientemente en Nature Ecology and Evolution, representa un hallazgo único sobre la comunicación animal.
El parasitismo de cría es «un tipo de interacción biológica entre dos organismos, en la que uno de ellos (el parásito) obtiene recursos del otro (el hospedador). En el caso de las aves, el parásito obtiene beneficios de los cuidados parentales del hospedador, dando lugar a una estrategia reproductora denominada parasitismo de cría», según detalla All you need is Biology. Cuando un cuco deposita su huevo en el nido de otra especie, el ave hospedadora debe encargarse de su cuidado, lo que pone en riesgo la supervivencia de sus propias crías.
Vocalización animal compartida por distintas especies
El estudio encontró que más de 20 especies de aves en América, Europa, Asia y África producen un llamado de gimoteo. casi idéntico cuando detectan un parásito cerca de sus nidos. Esta vocalización, descrita como un «sonido quejumbroso y persistente», activa una respuesta defensiva inmediata para ahuyentar a los parásitos. Según James Kennerley, coautor del estudio, «la evolución del llamado quejumbroso está influyendo en los patrones de comportamiento cooperativo de estas especies en todo el mundo».
Lo más destacado de este hallazgo es la combinación de instinto y aprendizaje social. Aunque la vocalización tiene una base innata, las aves aprenden cuándo y cómo usarla observando el comportamiento de sus congéneres. Este proceso, conocido como «transmisión social», permite que el sonido se convierta en una herramienta de comunicación eficaz y adaptativa, incluso entre especies que nunca han interactuado directamente.
Damián Blasi, científico del lenguaje de la Universidad Pompeu Fabra, explica que este tipo de vocalización es «un punto intermedio entre los sonidos completamente instintivos y las unidades aprendidas, como las palabras humanas». Por su parte, William Feeney, codirector del estudio, destaca que la investigación «muestra cómo la evolución puede otorgar significados aprendidos a sonidos innatos».
El estudio de los ecosistemas donde tiene lugar esta convergencia vocal revela que la vocalización aparece en lugares donde hay muchos parásitos y, por ende, la cooperación entre aves es vital para su supervivencia de las crías propias. El llamado quejumbroso permite que las aves comuniquen la amenaza y de qué manera deben responder colectivamente.
Según los investigadores, la convergencia vocal entre especies separadas geográficamente es un ejemplo muy claro de adaptación evolutiva. Aunque estas aves nunca han compartido territorio, han desarrollado un sonido similar porque las presiones ecológicas que enfrentan son equivalentes. El estudio también sugiere que la capacidad de aprender y transmitir este tipo de señales podría ser más común de lo que se creía.
Cómo surgió
«La primera hipótesis plantea la posibilidad de que los parásitos sean individuos desplazados, bien que no tengan territorio o que hayan perdido su puesta, con peor calidad fenotípica, que recurren a poner sus huevos en nidos de otros individuos para obtener mayor éxito reproductivo. Otra hipótesis sugiere que el parasitismo sea una estrategia evolutiva estable de la población, con beneficios similares a los de criar a su propia descendencia.
Por último, la tercera hipótesis considera este tipo de parasitismo como una estrategia adicional al cuidado de la progenie que podría ser utilizada por algunos individuos para disminuir la competencia en su nido, y/o disminuir el número de pollos a alimentar, sin disminuir el éxito reproductivo», explica All you need is Biology.
Conservación de especies
Además de su relevancia biológica, el hallazgo tiene implicaciones para la conservación de especies. Comprender de qué forma las aves detectan y responden a amenazas de parásitos permite diseñar estrategias más efectivas para proteger los nidos. También ofrece información acerca de la resiliencia de las poblaciones frente a cambios ambientales que aumentan la presión de parásitos.
En términos evolutivos, el hallazgo revela de que las aves combinan aprendizaje y herencia natural para comunicarse. Según los estudios realizados, producir el grito quejumbroso requiere aprendizaje, pero reconocerlo es innato. Por lo tanto, las aves nacen sabiendo su significado, pero tienen que aprender cuándo usarlo. respondían de inmediato, aunque no supieran emitirlo. Es la primera vez que se documenta un fenómeno así de forma clara en la naturaleza.
Los investigadores señalan que este hallazgo sólo es la punta del iceberg en el estudio de la comunicación vocal entre aves. Hasta ahora, se ha identificado que más de 20 especies distribuidas en distintos continentes utilizan un mismo tipo de señal para alertar sobre la presencia de parásitos de cría, pero es probable que muchas otras especies compartan comportamientos similares que aún no han sido documentados. Además, los científicos deberán analizar cómo se transmite y modifica esta vocalización a lo largo del tiempo, lo cual podría ofrecer una perspectiva más profunda sobre la evolución del aprendizaje social en animales.
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