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Durante años, el motor PureTech de tres cilindros del grupo Stellantis fue elogiado por su eficiencia, rendimiento y bajo consumo. Muchos conductores lo consideraban una buena opción, especialmente en modelos compactos y urbanos de marcas populares como Peugeot, Citroën, DS Automobiles y Opel. Sin embargo, lo que antes era un motivo de orgullo para el grupo automovilístico, hoy se ha convertido en una auténtica pesadilla para vendedores, talleres y propietarios. Lo que parecía una mecánica moderna y confiable está provocando hoy una caída en picado en el valor de reventa de cientos de miles de coches de segunda mano en toda Europa.
La situación es tan crítica que algunos concesionarios han optado directamente por rechazar cualquier automóvil equipado con este propulsor, a menos que cuente con una garantía activa. El motivo detrás de esta medida no es un simple capricho del mercado, sino un problema mecánico grave y persistente que ha deteriorado la confianza de los consumidores. Esta tendencia está marcando un antes y un después en la compraventa de coches de ocasión.
¿Cuáles son los coches de segunda mano más difíciles de vender?
El motor 1.2 PureTech, lanzado por el grupo PSA (ahora Stellantis) entre 2014 y 2020, nació con la intención de modernizar las mecánicas de gasolina, ofreciendo un equilibrio ideal entre eficiencia y potencia. Con su diseño de tres cilindros y turboalimentación, fue rápidamente incorporado en modelos muy populares como el Peugeot 208, el Citroën C3, el DS 3 o el Opel Corsa. En un inicio, parecía que esta mecánica iba a ser la opción estrella para quienes buscaban un coche urbano con buena respuesta y consumo reducido.
El talón de Aquiles de este motor radica en la correa de distribución, una pieza clave que en el caso del PureTech funciona bañada en aceite, lo que, en teoría, debería reducir el desgaste. No obstante, la realidad ha demostrado lo contrario: esta correa se degrada prematuramente, soltando residuos que pueden obstruir los conductos del motor, provocar fallos internos y, en el peor de los casos, causar averías irreversibles en el propulsor.
Este defecto no sólo implica un elevado coste de reparación, sino también un riesgo importante para la integridad mecánica del coche. Lo más preocupante es que muchas de estas averías no presentan síntomas evidentes hasta que ya es demasiado tarde. El resultado: motores gripados, reparaciones de miles de euros y propietarios frustrados.
El impacto de esta situación en el mercado de coches de segunda mano es devastador. Según un análisis realizado por el medio francés especializado Les Activateurs, los coches con este motor han visto cómo su valor cae mucho más rápido que el de sus competidores directos. Por ejemplo, un Peugeot 208 de 2015 con el motor 1.2 PureTech de 82 CV ha perdido hasta el 61% de su valor en comparación con un Volkswagen Polo del mismo año y características similares, que ha caído un 48%.
Peor aún es el caso del Citroën C3, que ha registrado una depreciación de hasta el 65%. Incluso modelos más recientes, como el Opel Corsa del 2020, ya muestran una caída del 31%, frente al 20% de sus equivalentes alemanes. Esta diferencia, lejos de ser anecdótica, refleja una desconfianza generalizada en el mercado hacia estos modelos.
La pérdida de valor no es el único síntoma de la crisis. Muchos concesionarios de segunda mano, especialmente aquellos que operan de forma independiente, se niegan directamente a aceptar vehículos con motor PureTech. «No los tocamos, salvo que tengan garantía vigente. El riesgo es demasiado alto y la responsabilidad muy grande si se averían después de la venta», explica Yoni Dayan, director de la red francesa de compraventa Simplicicar.
Este tipo de declaraciones no son aisladas. Talleres, mecánicos independientes y profesionales del sector coinciden en que la reparación de estos motores puede ser extremadamente costosa y compleja. Además, la falta de piezas y la incertidumbre sobre la durabilidad incluso después de una intervención, hacen que prefieran evitarlos por completo.
La reacción de Stellantis: garantías y bonificaciones
Consciente del daño a su reputación y al valor de reventa de sus coches de segunda mano, el grupo Stellantis ha comenzado a tomar medidas para mitigar la crisis. A través de su programa de vehículos de ocasión Spoticar, ha lanzado varias iniciativas dirigidas tanto a compradores como a propietarios actuales. Entre las medidas más destacadas se encuentran:
- Extensión de garantía para vehículos PureTech hasta 175.000 km.
- Cobertura de hasta 8 años o 160.000 km para modelos más recientes.
- Bonificaciones económicas de hasta 700 euros para aquellos que renueven su coche afectado por uno nuevo del grupo.
- Nuevos protocolos de mantenimiento más estrictos, que incluyen revisiones más frecuentes del aceite y cambios anticipados de la correa.
La historia del motor PureTech es una lección para toda la industria automovilística: la innovación debe ir de la mano con la fiabilidad a largo plazo. Aunque Stellantis ha introducido soluciones técnicas para tratar de corregir el defecto original, el verdadero problema parece estar en la confianza perdida.
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